La Carta a la Iglesia de Filadelfia




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                                               La Carta a la Iglesia de Filadelfia


                Autor
                Teólogo: Cruz Monasterio


                                                                   

                                                  Estudio Bíblico



Tema: La Carta a la Iglesia de Filadelfia

Texto: "Escribe al ángel de la Iglesia de Filadelfia: Esto dice el Santo,  el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre." (Ap. 3:7).


Introducción



La carta a Filadelfia. (Ap. 3:7-13). Significado. 'La Perla'. Iglesia post reformada (Año. MDCXLVIII-MCM) Hasta el traslado, o arrebatamiento.

La ciudad de Filadelfia. Era la más joven de las siete ciudades de Asia. Apoyaba el culto a Dionisio.


El Señor Jesús Elogia a la Iglesia y  la alienta a que persevere en la fe. No menciona ninguna crítica hacia ella, más bien la instruye a que 'mantenga la fe' y le promete un lugar en la presencia de Dios, un nuevo nombre y habitar en la nueva Jerusalén.


El principal problema que enfrentaba  la Iglesia era de parte de los Judíos más que de los gentiles. Aparentemente la Iglesia estaba en una condición saludable, porque la carta no incluye palabras de censura o crítica, la Iglesia era más bien débil, poseía poco poder; pero el Elogio era que había permanecido fiel.



División


El Santo el verdadero fiel y confiable, el que tiene la llave de David le dice esto: "Yo conozco tus obras", la Iglesia de Filadelfia abundaba en buenas obras de modo que agradaba al Señor, aunque la Iglesia era pequeña y con influencia muy limitada, su carácter era tal que la carta solo tiene recomendaciones del Señor y no de censura.


El propósito por el cual el Señor le dice a la Iglesia de Filadelfia que Él es el que tiene la llave de David, esta expresión está sujeta a dos interpretaciones. 


1) "El que abre y ninguno cierra". A Cristo se le había dado absoluto y exclusivo poder de otorgar entrada al reino de Dios. Más sin embargo Cristo ha compartido ese privilegio con su Iglesia. (Mat. 16:16-19). A pesar del evidente conflicto que se debatía con los judíos agresivos de la ciudad de Filadelfia y su continua hostilidad hacia la Iglesia, y decían que solo ellos, los de Israel tenían acceso a la entrada del reino de Dios.

2) "...y cierra y ninguno abre". Nadie puede cerrar la puerta y expulsar a la Iglesia de su lugar en el reino de Dios. Cristo asegura a su Iglesia que los judíos no pueden prevalecer en su propósito de cerrar la puerta del reino a su Iglesia. ¿Cuál es el propósito de la puerta abierta? La idea era designar una puerta de oportunidad especialmente en la predicación del Evangelio. (Hec. 14:27; 1 Cor. 16:9; Col.4:3).



"La Iglesia de Filadelfia tiene pocas fuerzas y has guardado mi palabra y no has negado mi nombre"  

El énfasis no está en las pocas fuerzas que posee, sino en el hecho que tiene poco poder; aparentemente la Iglesia era pequeña, pobre y sin influencia. A manos de la Sinagoga judía, la Iglesia de Filadelfia sufrió una prueba severa para esa época; pero había permanecido fiel al Señor.

"Los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten". Juan declara que los verdaderos judíos no son aquellos que asisten a la sinagoga para adorar a Dios; que los verdaderos judíos no son los que lo sean exteriormente sino interiormente. El rechazo de su Mesías ha llevado a la negación del verdadero judaísmo espiritual del pueblo judío. Este versículo es paralelo de Apocalipsis cap. 3 con lo que leemos en el libro a los Romanos en su cap. 2;  vers. 28-29.


"Yo haré que vengan y se postren a tus pies". Los judíos odian a la Iglesia y han sido a menudo los instrumentos para producir persecución contra ella. El apóstol Juan mira hacia adelante, en que un día esta situación será cambiada, cuando los judíos se den cuenta que la Iglesia es realmente el verdadero pueblo de Dios y reconozcan que 'yo te he amado.'

El apóstol Pablo en el libro a los Romanos cap. 11; vrs. 17-20. Trata el problema de Israel y la Iglesia.



El árbol de Olivo es el pueblo de Dios; las ramas naturales los judíos, que han sido desgajadas, a causa de su incredulidad y las ramas silvestres los gentiles, que han sido injertados en el olivo natural contra naturaleza; sin embargo si las ramas desgajadas {los judíos} no continúan en su incredulidad serán injertados pues poderoso es Dios para volverlos a injertar, esto lo leemos en el libro (Rom. 11:23). Entonces el apóstol Pablo hace una sorprendente declaración: "...y luego todo Israel será salvo..." (Rom. 11:26).

Cuando el pueblo de Israel alcance la salvación será injertado nuevamente en el Olivo natural junto con la Iglesia. ¿Cuándo ocurrirá este evento redentor? Cuando el remanente del pueblo judío salga del tiempo de la angustia de Jacob arrepentido y convertido a Cristo y le digan:  "Bendito el que viene en el nombre del Señor". (Mat. 23:39).


"Yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero."


El apóstol Juan vio las tribulaciones que la Iglesia sufriría en el futuro cercano, ante este fondo de consumación del mal y el tiempo de terrible tribulación al final de los tiempos; hay expresada una clara referencia profética de los “Ayes Mesiánicos”, que han de preceder al regreso del Señor, en lo que se ha llamado el arrebatamiento de la Iglesia. (1 Tes. 4:15-18; Ap. 3:10-13).



Conclusión



"Yo vengo pronto." La nota clave del libro de Apocalipsis es el retorno del Señor a la tierra con poder y gloria, para terminar su obra redentora y establecer su reino milenial.

"Reten lo que tienes, para que ninguno tome tu corona". La Iglesia es convocada en medio de la tribulación a mantenerse firme en sus buenas obras de fe y amor. Nos recuerda el desafío que sufrió la Iglesia de Esmirna “se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida". (Ap. 2:10).


"Yo lo haré columna en el templo de mi Dios". El apóstol Pablo habla realmente de una Jerusalén celestial, pero usa en lengua metafórica o simbólico dando a entender del lugar seguro para el vencedor en el reino final de Dios. (Gál. 4:26).

"Escribiré sobre él, el nombre de mi Dios." En el Antiguo Testamento, al pueblo de Israel se le colocaba un símbolo o el nombre de Dios que lo calificaba como posesión suya. (Núm. 6:27). Los seguidores de Cristo recibirán su señal o sello en sus frentes para mostrar que le pertenecen a Él; y para protegerlos de la ira de Dios. (Ap. 7:3). Esta señal es el mismo nombre de Cristo. (Ap. 14:1). Y los cataloga como pertenencia de Dios ya que llevan su nombre. (Ap. 22:4).


"El nombre de la ciudad de mi Dios". El apóstol Pablo escribió en (Fil. 3:20). Nuestra ciudadanía está en el cielo; es una forma simbólica de expresar la ciudadanía en la nueva Jerusalén. (Heb. 12:22). En la consumación, la Jerusalén celestial descenderá a la tierra y Dios ocupara su morada con los hombres. (Ap. 21:2). Aquellos que lleven su nombre tendrán acceso al nuevo orden de los redimidos.

"Mi nombre nuevo". Cuando Cristo llegue como poderoso conquistador, tiene un nombre escrito que nadie conoce sino Él mismo. (Ap. 19:12). Esta es una forma simbólica de sugerir su gloria y majestad en su revelación, que será compartida por sus seguidores.