Israel el Reloj Profetico de Dios





                                                    Iglesia Centro Evangelistico

                                                   Guardián de la Sana Doctrina

                           Punta de Lanza para el Avivamiento de Venezuela y el Mundo

                                                              Estudio Biblico

                                                 Israel el Reloj Profético de Dios



                Autor
                Teólogo: Cruz Monasterio




                                      Estudio Biblico

Tema: Israel el Reloj Profético de Dios

Texto: "No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en que no se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de tierra de Egipto; sino vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del Norte, y de todas las tierras a donde los había arrojados; y los volveré a su tierra, la cual di a sus Padres. He aquí que yo envío muchos pescadores, dice Jehová, y los pescarán, y después enviaré muchos cazadores, y los cazarán por todo monte y por todo collado, y por las cavernas de los peñascos." (Jer. 16:14-16).

Introducción 

Un Comentario Teológico Biblico Básico. "Sin duda alguna, un día Rusia atacará a Israel, lo denuncia el profeta Ezequiel.”
"Te haré dar media vuelta, pondré garfios en tus quijadas, y te sacaré a ti y a todo tu ejército" (Eze. 38:4). Rusia resistiéndose a entrar a la guerra, pero finalmente cayendo en ella.

Desde el punto de vista profético, Israel es el “reloj” de Dios, el nos indica cuán cerca o lejos estamos de que concluyan los actuales tiempos  de la Iglesia y de las Naciones gentiles, y comiencen los tiempos mesiánicos del Reino de Cristo.

Precisamente por eso, por los acontecimientos que estamos presenciando, podemos estar seguros de que el mundo está a punto de cambiar abrupta y drásticamente, a partir de circunstancias que afectarán a judíos, cristianos y musulmanes, en primer término, pero también a las demás religiones de la Tierra.

Los judíos esperan la venida del Mesías por primera vez, los cristianos lo esperamos en su segunda venida. Ese grandioso advenimiento estará precedido por una serie de hechos mediante los cuales Dios irá preparando a la humanidad entera. Próximamente, Dios romperá el silencio que ha guardado hasta ahora respecto al pueblo judío, y volverá a actuar directa y portentosamente como lo hizo con prodigios admirables en el pasado.

Toda la historia de Israel: Está caracterizada por diversos momentos de castigo y silencios divinos, siempre debidos a las infidelidades del pueblo adoptado por el. Las Escrituras recalcan que las deportaciones y devoluciones de (Egipto, Babilonia, Persia, Grecia, Roma) fueron permitidas por Dios en vista de que los suyos quebrantaba la alianza. De suyo, esa dramática historia de correctivos por parte de Dios es la prueba indirecta de que efectivamente son el pueblo elegido, pues lo son con pesar de eso mismo. 

División

El último de los castigos de Dios sobrevino en el año 70 de nuestra era por haber rechazado a su propio Hijo. El general romano Tito Flavio, recibió la orden del Emperador Vespasiano de  destruir totalmente a Jerusalén, obligando a los judíos a abandonar la tierra prometida y a emigrar a todo el mundo. Del Templo, como lo predijo el mismo Jesucristo, no quedó “piedra sobre piedra.” (Mat. 24:1-2).

Así que, el último de los silencios de Dios respecto del Pueblo Escogido, el presente, es el que va desde la extraordinaria manifestación divina el día de Pentecostés, hasta el toque de la primera trompeta del Apocalipsis. Se trata del silencio divino más largo de la historia. "Cuando el Cordero rompió el séptimo sello, hubo silencio en el cielo como por media hora. Y vi a los siete ángeles que están de pie delante de Dios, a los cuales se les dieron siete trompetas." (Ap. 8:1).

Ahora bien, el profeta Ezequiel predijo que: Después de la dispersión, los israelitas volverían a reunirse en la tierra prometida: “He aquí que tomaré a los hijos de Israel de entre las naciones a donde se fueron, y los reuniré y los traeré a su tierra” (Eze. 37:21). Esa profecía se cumplió el 14 de mayo de 1948. A partir de entonces comenzaron formalmente los así llamados “últimos tiempos de las naciones.”

En el Antiguo Testamento: La atención de Dios se centraba en los judíos y su presencia en la tierra prometida bajo la ley que Dios dio a Moisés. En el Nuevo Testamento, Dios guarda silencio respecto a su pueblo y su atención se centra en la Iglesia, ofreciendo la salvación a todos los gentiles.

Cuando el llamado de Dios a formar parte de la Iglesia se haya completado: El tiempo de gracia se extenderá hasta los tres primeros años y medio de la tribulación para que termine de entrar la plenitud de los Gentiles, Dios removerá a la Iglesia fiel mediante la primera resurrección y el Arrebatamiento de los santos, y se volverá a concentrar en su plan de salvación para los judíos.

Gracias al profeta Ezequiel: Sabemos de qué manera Dios romperá su silencio, antes de que inicie el periodo de la Gran Tribulación. 

Él describe una batalla, comúnmente conocida como la “Guerra de Gog y Magog:” En que Dios destruirá portentosamente a una alianza de invasores que atacarán Israel, así como a las naciones de donde vinieron esos ejércitos.

La Guerra de Gog y Magog: Es un conflicto único en su cronología, en su propósito, en sus características y efectos sobre Israel y sobre el mundo entero.

Ezequiel predijo que: Después de reunidos nuevamente en la tierra prometida, al final de los tiempos, los israelitas serán atacados por los enemigos del norte (países árabes) juntamente con Rusia: “He aquí que estoy contra ti, Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal (actual Rusia). Te sacaré con todo tu ejército. Con ellos están Persia (Irán), Cus (Etiopía) y Fut (Libia), todos ellos armados con escudo y yelmo. Gomer, con todas sus tropas, y la casa de Togarma (Turquía), desde el lejano norte con todas sus tropas y muchos pueblos contigo. Después de muchos años invadirás un país salvado de la espada, reunido de muchos pueblos a los montes de Israel.  En los últimos días atacaras a mi pueblo Israel como nublado para cubrir la tierra” (Eze. 38:3-8 y 16).

A lo largo de los capítulos (38 y 39), los nombres de Gog y Magog son utilizados en forma conjunta como título que denomina la combinación de un gran adversario de Dios: Gog como un “príncipe”, y Magog como un país ó región. Dos veces utiliza “Magog” para indicar el territorio de donde es originario el líder denominado “Gog”, que en hebreo antiguo significa “encumbrado”. Al mencionar a Gog como proveniente del “lejano norte”, Ezequiel parece estar denotando el nivel máximo de autoridad dentro de una alianza de naciones de lo que hoy son las ex repúblicas soviéticas, territorio del antiguo reino de Anatolia y más allá del Cáucaso.

Esa guerra mundial: En la que varios países se unirán para atacar a Israel concluirá, dice Ezequiel, con una portentosa intervención divina que frustrara la invasión. Meses después tendrá lugar el falso acuerdo de paz firmado por el personaje a quien el profeta Daniel llamó la “cuarta bestia” (denominado por San Juan como el “Anticristo”), el cual dominará el mundo durante siete años: “por otra semana sellará un pacto con muchos” (Dan. 9:27). 

Jesucristo llamó a ese periodo la “Gran Tribulación”: Y es la etapa en que la humanidad será purificada y preparada para su Retorno glorioso, acontecimiento que cierra los tiempos de la Iglesia y de las naciones, y da inicio a los nuevos tiempos mesiánicos del Reino de Dios en la Tierra.

La guerra contra Israel descrita por Ezequiel: Y que es previa a los siete años de la Gran Tribulación, será abortada por una acción directa de Dios: “Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que fueron contigo…Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más dejaré profanar mi santo nombre; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, el Santo en Israel” (Eze. 39:4- 7).

El profeta nos dice que los ejércitos que atacarán Israel: Serán derrotados de forma milagrosa y deslumbrante: mediante un gran terremoto (Eze. 30:19); por tempestad, enormes granizos, fuego y azufre (Eze. 38:22); y por una confusión masiva en la que los agresores comenzaron a matarse entre sí (Eze. 38:21).

Esa intervención divina para proteger a Israel revivirá en los judíos la conciencia de la elección: Pero los confundirá al creer que el líder ruso aniquilado era la cuarta bestia de Daniel, y que el promotor de la paz es el mesías, cuanto en realidad se tratará del anticristo, el falso mesías de los judíos y del mundo.

Cabe mencionar que la guerra mundial descrita por Ezequiel no es, como erróneamente se piensa a veces: La batalla de Armagedón, la cual será otra campaña militar que se librará hacia el final de la Gran Tribulación, una vez que el Anticristo haya roto el acuerdo de paz y se vuelva contra los mismos judíos. La campaña de Armagedón es descrita por el apóstol Juan en el libro del Apocalipsis (Ap. 16:12-16), y es la que propiciará la Parusía, pues Jesús en persona volverá para salvar a Israel de la destrucción que le pretenderá infligir el Anticristo.

Con todo, a la Guerra de Gog y Magog también se le puede llamar “de Armagedón” porque también tendrá lugar en el valle de Armagedón, llanura de Meguido, al norte de Israel, pero claramente difieren una de otra, en el tiempo y en sus características.

Los siete años de la Gran Tribulación: También conocida como las “Setenta Semana de Daniel” (por ser el período que falta a la profecía de las 70 semanas, de las cuales ya se cumplieron 69 semanas), son dos partes divididas en tres años y medio, de 1260 días exactos cada mitad (Ap. 12:14; 13:5; Dan 7:21).

Es a la mitad de la semana, es decir, a los tres años y medio de iniciada la Gran Tribulación: Cuando el Anticristo romperá el falso acuerdo de paz, prescribirá el sacrificio divino, y desatará la persecución contra todos los que no se sometieron a su gobierno: “a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la oblación; y en el ala del Templo habrá abominaciones desoladoras hasta el final, cuando la ruina decretada se derrame sobre el desolador” (Dan. 9: 27).

Previsiblemente, la Guerra de Gog y Magog: Será posterior a un ataque previo de Israel contra Siria. Ese embate, que fue profetizado por Isaías, aparentemente refleja una agresión nuclear, ya que la capital siria será completamente destruida: “He aquí que Damasco dejará de ser ciudad; será un montón de ruinas. Cesará el reino de Damasco, y lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel, dice Jehová de los ejércitos” (Isa. 17:1-3; 9). También Jeremías y Amos señalan que Damasco será destruida por el fuego (Jer. 49:23-27; Amo. 1:3-5).

Isaías establece una relación entre la devastación del Líbano. (Isa. 10:23-25; 34) y la total destrucción de Damasco. Ambas naciones son Asirias, y el Líbano ha estado esencialmente bajo control de Siria. 

Subdivisión

La Guerra de Gog y Magog traerá cambios significativos para Israel, Medio Oriente y  el mundo entero.

Israel atravesará por un proceso de limpiar y enterrar los cadáveres de sus enemigos que durará siete meses (Eze. 39:11-16), lo cual indica la magnitud del conflicto bélico.

Con la intervención divina en la Guerra de Gog y Magog: Israel se despertará espiritualmente a Dios, al Dios de los milagros del Antiguo Testamento. Los judíos se congregarán festivos en Israel mientras las naciones que pretendieron atacarla llorarán sus bajas.

Israel expandirá sus fronteras, adquirirá control total sobre Jerusalén y reconstruirá el Templo, pero el fundamentalismo islámico, apoyado por el sionismo internacional, impondrá su ley sharía en contra del Dios verdadero, Jesucristo.

Las naciones de Medio Oriente y muchas personas reconocerán abiertamente al Dios de Israel, pero sin "Reconocer," que ese Dios se hizo hombre en la persona de Jesús.

Erróneamente: El mundo entero proclamará que la guerra ocurrida fue la batalla de Armagedón, que el milenio de bienestar ha comenzado, y que el nuevo líder surgido de las cenizas del conflicto mundial es el Mesías esperado.

Pero en realidad, lo que habrá empezado es el engaño supremo, y la batalla final entre el bien y el mal, entre el Poseído de Satanás y el verdadero Mesías, el cual volverá siete años después, al final de ese periodo de tribulación.

Por más violento y corrupto que percibamos al mundo en la situación actual, por más ausente y silencioso que Dios nos parezca respecto a esta situación, la verdad es más que clamorosa. El silencio de Dios durante esta era se puede comparar a la quietud que precede la tempestad. La tempestad será el cumplimiento del período de juicios de Dios conocido en las profecías como “el Día del Señor.” 

Conclusión

Dios no permanecerá silencioso por siempre: En palabras de Isaías, “Por amor de Sión no he de callar, por amor de Jerusalén no he de estar silencioso” (Isa. 62:1).

El enfoque de la profecía de Gog y Magog: Es significativamente la implicación de Dios en primera persona. Él no usará a personas como Moisés o Aarón contra el faraón egipcio, como tampoco existe referencia aquí a los dos testigos de San Juan, otra razón que lleva a concluir que ésta guerra es previa a la 70 semana de Daniel.

Al inicio de los dos capítulos 38 y 39, Dios declara “He aquí que estoy contra ti, Gog...” Dios mismo en persona se muestra airado contra Gog y su alianza de naciones por estar en su contra. Y Dios mismo es quien lo provoca para salir de Magog y dirigirse contra Israel, haciéndolo caer en la trampa: “Yo te haré dar media vuelta,  y te haré salir con todo tu ejército” “Yo mismo te traeré contra mi pueblo” (Eze. 38:4).

Algunos exegetas exponen que la referencia a dar media vuelta y ser traído “con garfios en las quijadas” (Eze. 38:4). Denotan la referencia a Gog o Rusia resistiéndose a entrar en la guerra, pero finalmente siendo arrastrada por la coalición de naciones occidentales pro sionistas.

La apertura del primer sello del Apocalipsis que estará viviendo próximamente la humanidad: Es la manifestación pública del Anticristo, ya que su forma de adquirir prestigio internacional será por su carácter de aparente "pacificador." Esta ocurrirá después de que el Papa haya huido debido a la caída de Roma. (2 Tes. 2:3-8).