El Éxtasis






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                                                               El Éxtasis




                Autor
               Teólogo: Cruz Monasterio



Tema: El Éxtasis

Texto: "Pero Esteban lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra  de Dios." (Hec. 7:55 ).

Introducción

¿Que es un Éxtasis? Es el estado en que las funciones sensoriales e intelectuales quedan suspendidas, en tanto que el alma, despreocupada o (Desprendida), del cuerpo, contempla lo sobrenatural. Todo Éxtasis esta relacionado o va de la mano con las visiones y sueños que da Dios a sus profetas o Paganos temerosos de Dios.

Defensa y muerte de Esteban: Tomemos como ejemplo el éxtasis que le sobrevino al Diacono Esteban [el primer mártir de la iglesia cristiana], cuando estaba siendo acusado por sus ejecutores. 

El Diácono en su defensa les decía: "Vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis. Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. Y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al hijo del hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. 

Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz Señor, no les tomes encuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió."

División 

Debemos mencionar: Que las Visiones que provienen de Jehová, es la impronta de Su Espíritu de sabiduría, de pureza, de verdad, y justicia, Su contenido, es siempre moral, y tienen un contenido didáctico, frecuentemente en relación con acontecimientos próximos o futuros. Numerosas visiones de carácter profético han sido ya cumplidas.

Aclaremos ahora el significado de visión y Sueño

Visión: Es aquello que Dios nuestra de forma sobrenatural al espíritu, o los ojos corporales. La Biblia no siempre distingue netamente entre visiones y sueños, pero señala la gran diferencia entre las visiones vanas. (Job. 20:8; Isa. 29:7). 

Las visiones que provienen de Jehová: Llevan la impronta de su Espíritu de Sabiduría, de pureza, de verdad, de justicia. Su contenido, es siempre moral, tiene un contenido didáctico, frecuentemente en relación con acontecimientos próximos o futuros. Las visiones pueden dirigirse  por mediación de un objeto externo.

Puede haber una combinación de las tres formas de visión. (Hec. 10:9 al 20). El profeta Jeremías nos enseña en el cap. 14 verso 14. refiriéndose a las formas de visiones: Me dijo entonces Jehová: 

Falsamente profetizan los profetas en mi nombre; no los envié, ni les mandé, ni les hablé, 

1) Visión mentirosa 

2) Adivinación 

3) Vanidad y engaño de su corazón os profetizan." Estos fenómenos sobrenaturales pueden darse de día o de noche, con o sin éxtasis, a veces por medio de un sueño. (Hec. 16:9; 18:9; 26:19; Luc. 1:22; Mat. 17:9). 

Las Escrituras advierten encontra de las falsas visiones, y señala que reconozcan lo vano de estas manifestaciones. (Jer. 23:13 al 27; Isa. 8:19-20; Deut. 18:10-14).  

Sueños: Son ideas que se presentan mientras una persona está dormida; y pueden clasificarse de la manera siguiente: 

1) Sueños carentes de importancia espiritual. 

2) Sueños que Dios emplea para sus propósitos. Al suscitarlos, Dios obra mediante "las leyes de la mente," y puede usar causas secundarias. Estos sueños pueden influir en la vida espiritual de las personas. 

El sueño de un Madianita desmoralizo al enemigo y alentó a Gedeón, que lo llegó a conocer a (Dios), de una manera providencial. (Jue. 7:13). También fue muy notorio el sueño de la mujer de Pilato. (Mat. 27:19).  

Dios dio, en ocasiones, mediante sueños, instrucciones o mensajes proféticos a los suyos e incluso a personas que no lo conocían. 

Estos sueños llevaban consigo las marcas de su origen divino. Dios le hablo de esta manera a Abimelec. (Gen. 20:3). A Jacob. (28:12; 31:10), Faraón, Nabucodonosor. y varios otros. 

El poder de interpretar de manera precisa los sueños proféticos fue otorgado a ciertos privilegiados: A José hijo de Jacob, quien dijo: No son de Dios las interpretaciones; Daniel el muy amado, a quien se le mostró en visión nocturna el sueño y la interpretación de la imagen que representa todos los imperios que iban a regir las naciones gentiles, e iban a dispersar al pueblo escogido.

El Éxtasis que le sobrevino al apóstol Pedro. "Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión; algo semejante a un gran lienzo que descendía, que por las cuatro puntas era bajado del cielo y venía hasta mí. Cuando fijé en él los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras y reptiles,  y aves del cielo. Y oí una voz del cielo que me decía: Levántate, Pedro, mata y come. Y dije: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda  entró jamás en mi boca. Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Y esto se hizo tres veces, y volvió todo a ser llevado arriba al cielo." (Hec. 11:5-10). 

Pablo es enviado a los gentiles. "Y me aconteció,  vuelto a Jerusalen; entonces alce la voz, diciendo: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no su testimonio acerca de mi. Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en las sinagogas a los que creían en ti; y cuando se derramaba la sangre de Esteban tú testigo, yo mismo estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaban la ropa de los que lo mataban. Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles." (Hec. 22: 17-21). 

El Éxtasis que le sobrevino al apóstol Pablo. "Yo conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y yo conozco al tal hombre(si en el cuerpo, o fuera del cuerpo no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es  dado al hombre expresar. De tal hombre me gloriaré; pero de mi mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades. Sin embargo, si quisiera gloriarme, no seria insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mi mas de lo que en mí ve, u oye de mí. 

Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces e rogado al Señor, que lo quite de mi. y me ha dicho bastate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo." (2 Cor, 12:2 al 9).

Conclusión

Las Sagradas Escrituras están llenas de ejemplos de éxtasis: Que le sobrevinieron a los Siervos del Señor en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento. Ponemos como ejemplo la visión que le sobrevino al criado de Eliseo (Giezi), a consecuencia del asedio a la ciudad Dotan; en respuesta a la oración hecha por el profeta a Jehová, y los ojos espirituales les fueron abiertos y vio mucha gente de  acaballo y carros de fuego y se dio cuenta que son más los que están con nosotros. (2 Rey. 16: 15-18).

"Oráculo del que escucha las palabras de Dios, del que ve la visión del Todopoderoso; caído, pero con los ojos descubiertos."

"Oráculo del que escucha las palabras de Dios, y conoce la sabiduría del Altísimo; del que ve la visión del Todopoderoso, caído, pero con los ojos descubiertos." (Núm. 24:4 y 16).


"Había en Damasco cierto discípulo llamado Ananías; y el Señor le dijo en una visión: Ananías. Y él dijo: Heme aquí, Señor." (Hec. 9:10).


"Como a la hora novena del día, vio claramente en una visión a un ángel de Dios que entraba a {donde} él {estaba} y le decía: Cornelio." (Hec. 10:3).


"Al instante estaba yo en el Espíritu, y vi un trono colocado en el cielo, y a uno sentado en el trono." (Ap. 4:2).


"Y me llevó en el Espíritu a un desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata, llena de nombres blasfemos, y que tenía siete cabezas y diez cuernos." (Ap. 17:3).


"Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios." (Ap. 21:10).