El Trono Celestial






          Estudio Bíblico

           El Trono Celestial

     Autor
     Teólogo: Cruz Monasterio

                                                  



Estudio Bíblico

Tema: El Trono Celestial

Texto: Ap cap. 4 verso 1, “Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”

Introducción

Con el capítulo 4 comienza la tercera sección de Apocalipsis. Se inicia con las mismas palabras que fueron usadas en el capítulo 1 verso 19, “Después de éstas). Las cosas que han de ser después de éstas, pueden dividirse en tres secciones principales, que son:

1) El Periodo de tribulación. “Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira. “ (Ap. 6:1). “Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.” (Ap. 19:21).

2) El Milenio. “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;  y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.  Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.  Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.  Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.  Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión,  y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.  Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.  Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.  Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” (Ap. 20:1-15).

3) La condición eterna. “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.” (Ap. 21:1) ” No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.” (Ap. 22:5)

La Puerta abierta en el cielo: Las expresiones después de estas cosas, hablan de lo que se presentó en los capítulos 2 y 3. El apóstol Juan cambia su atención de los asuntos de la iglesia a los de orden celestial. La iglesia no se vuelve el escenario de Apocalipsis hasta el epilogo del capítulo 19, dónde repentinamente la hallamos volviendo a la tierra. Esto indica que la iglesia no estará en la tierra durante los juicios descritos en el libro. De la misma manera que el apóstol Juan fue trasladado, así sucederá con la iglesia cuando acontezca el arrebatamiento.

La palabra “Trono,” se menciona catorce veces en este capítulo, y cuarenta y seis veces en todo el libro de Apocalipsis, haciendo de éste libro el trono celestial. La excelencia, personalidad y perfección de Dios se representan en las piedras de Jaspe, como traslucido a la luz y cornalina, ágata que es de color rojo y simboliza el amor. El arco iris como símbolo del pacto de Dios con Noé. Indica que en medio del juicio, Dios será fiel a dicho pacto aunque la tormenta está a punto de desatarse. El arco iris completamente circular y verde es símbolo de la esperanza del pacto perfecto. “Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda.” (Ap. 4:3) “Y habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo: He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros;   y con todo ser viviente que está con vosotros; aves, animales y toda bestia de la tierra que está con vosotros, desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra.  Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.  Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos: Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra.  Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes.  Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne.  Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, con toda carne que hay sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: Esta es la señal del pacto que he establecido entre mí y toda carne que está sobre la tierra.” (Gén. 9:8-17).

Descripción de los veinticuatro ancianos

¿A quiénes representan estos veinticuatro ancianos?: Los ángeles no se sientan en tronos ni son coronados, tampoco cantarían el cántico de los redimidos, por lo tanto los ancianos son representantes de los redimidos. Son sacerdotes vestidos de blancos y son reyes coronados. ¿Pero porque veinticuatro ancianos?: Dos veces doce podría referirse a los doce hijos de Israel y los doce apóstoles, dando así representación a los santos de los dos Testamentos de la Biblia. Doce es el número gubernamental en la tierra. “Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. “ (Ap. 4:4) “¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” (Heb. 1:14) “Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal.” (Col. 2:18) “A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles. (1 Ped. 1:12).

El trono celestial: “Y del trono salían relámpagos y truenos.” Indica el ambiente del cielo antes de ser desencadenados los juicios sobre la tierra. El trono de gracia se ha hecho trono de juicio. El ministerio purificador, perfecto, del Espíritu Santo está simbolizado por las siete lámparas de fuego. No arden con el fuego del amor, sino con el fuego de la ira de Dios contra los enemigos. “Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento.” (Éxo. 19:16) “Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios.” (Ap. 4:5) “Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto.” (Ap. 8:5). “Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.” (Ap. 11:19) “Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.” (Ap. 16:18).

Alabanzas celestiales delante del trono: Mar de vidrio semejante al cristal, muestra la santidad y pureza del que ésta sentado en el trono. En el tabernáculo de Moisés había una fuente de bronce que en los templos posteriores se amplió y se llamó mar. Siendo el tabernáculo figura del celestial, encontramos el mar en el cielo. Sin embargo hay varias diferencias entre el mar del templo de Salomón y el mar de vidrio. El mar de Salomón se contaminaba con la limpieza de los sacerdotes. En el mar celestial encontramos que no hay tal contaminación, ya que Cristo fue sacrificado una sola vez para todos. El mar de vidrio es el mismo piso de la sala del trono. Los cuatro seres vivientes son los Querubines del Antiguo Testamento y simbolizan los atributos judiciales y la autoridad de Dios. Son presentados como poseedores de perfecta sabiduría. Proclaman la santidad de Aquel que ésta sentado en trono y adoran al creador. (Éxo. 30:17-21; 1 Rey. 7:23-26; 2 Cro. 4:2-15; Heb. 7:27; Eze. 1:5-26;  Ap. 4:6-8; 15:2-4).

Cristo es presentado como: Hombre, Siervo, Rey y Dios:

a) León, omnipotencia y majestad. “Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.”  (Ap. 5:5)

b) Becerro, siervo a favor de los hombres. “y dijo a Aarón: Toma de la vacada un becerro para expiación, y un carnero para holocausto, sin defecto, y ofrécelos delante de Jehová.  Y a los hijos de Israel hablarás diciendo: Tomad un macho cabrío para expiación, y un becerro y un cordero de un año, sin defecto, para holocausto.  Asimismo un buey y un carnero para sacrificio de paz, que inmoléis delante de Jehová, y una ofrenda amasada con aceite; porque Jehová se aparecerá hoy a vosotros. Y llevaron lo que mandó Moisés delante del tabernáculo de reunión, y vino toda la congregación y se puso delante de Jehová.

Entonces Moisés dijo: Esto es lo que mandó Jehová; hacedlo, y la gloria de Jehová se os aparecerá.  Y dijo Moisés a Aarón: Acércate al altar, y haz tu expiación y tu holocausto, y haz la reconciliación por ti y por el pueblo; haz también la ofrenda del pueblo, y haz la reconciliación por ellos, como ha mandado Jehová. Entonces se acercó Aarón al altar y degolló el becerro de la expiación que era por él.”  (Lev. 9:2-8)

c) Hombre, inteligencia y compasión. “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.” (1 Tim. 2:5)

d) Águila volando, visión penetrante y acción repentina. “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” (Isa. 40:31)

Observemos también el paralelismo entre los cuatro seres vivientes con el énfasis que hace cada Evangelio:

1) León, monarquía y reino de Cristo. “Y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mat. 3:2)

2) Becerro, servicio de Cristo. “Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados;  y toda la ciudad se agolpó a la puerta. Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían.” (Mar. 1:32-34)

3) Hombre, humanidad de Cristo. “hijo de Enos, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios.” (Luc. 3:38)

4) Águila volando, divinidad de Cristo. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” (Jn. 1:1)

Este capítulo del trono termina con el himno de los ancianos, el primero de veinte himnos en Apocalipsis. Al rendir sus coronas ante el trono, los ancianos indican que únicamente el Señor es digno de reinar. Esto sirve como ejemplo para todos los creyentes. “Que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.” (Ap. 5:12).   

¿Quién es digno?: La mano derecha representa autoridad y poder. Este libro está escrito por dentro y por fuera, indicando totalidad, así como el número de Sellos; Siete es el número de la totalidad y la perfección. Hay mucha controversia en cuanto a qué es este libro, o que contiene. Podemos pensar que su contenido es juicio. Al abrir los sellos se van desatando juicios. Es posible que también sea el título de propiedad del planeta tierra. Era costumbre de los judíos que cuando una propiedad se vendía, la carta de venta: el título de propiedad pasaba a manos del nuevo dueño. Al ser creado el Hombre, Dios le hizo propietario de la tierra. Cuando el hombre cayó, perdió todo derecho y dominio sobre el paraíso, así como también la vida eterna. Simplemente el hombre se vendió a la esclavitud.  La tierra entonces cayó en manos de su nuevo dueño, Satanás, quien llego a ser el dios de este siglo. Existía la ley del rescate. Cristo al venir a este mundo, y morir en la cruz, gano el derecho de ser nuestro pariente cercano y de rescatarnos. (Ap. 5:1-3-6; Mat. 22:44; Heb. 10:12; Sal. 98:1; 59:16; Jer. 32:6-15; Gén. 1:17-22-26-28; Rom. 6:16; 2 Tim. 2:26; 2 Ped. 2:19; Luc. 4:5-7; Jn. 12:31; 2 Cor. 4:4; Lev. 25:23-25; Col. 2:13-15).

El llanto del Apóstol Juan y la respuesta: Las lágrimas de Juan representan el lamento del pueblo de Dios a través de todos los siglos. La tristeza de Juan era profunda; sin abrir los sellos, la tierra no podía ser rescatada de Satanás. Pero se encuentra a uno, quien es digno, el León de la tribu de Judá, la raíz de David. De Él, uno de los ancianos dice: Ha vencido para abrir el libro. (Ap. 5:4-5; Jn. 16:33).

El Cordero inmolado: Tenía siete cuernos… siete ojos. Cristo aquí se presenta como deidad

a) Siete cuernos: omnipotente “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová.  Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos.” (Isa. 11:2-3)

b) Siete ojos: omnisciente. “Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.”  (Ap. 5:6) 

El cántico nuevo: Todos tenían arpas. En varios lugares de Apocalipsis se habla de arpas. Habrá instrumentos musicales en el cielo. Copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos. Delante de Dios nuestras oraciones son preciosas, no se pierden ni desaparecen. El ministerio sacerdotal de los santos se valora ante Dios.

Toda la creación proclama honra y gloria al Cordero: La alabanza al Cordero es universal. Los ancianos, al cantar… nos han redimidos, hacen nulas la enseñanza de que no recordaremos nada de nuestra vida sobre la tierra y cuanto hemos hecho de malo. Si no tememos memoria, no hay ningún sentido en este nuevo cántico. De todos los grupos que cantan y proclaman la dignidad del Cordero, sólo los ancianos pueden cantar de su redención. Ni los ángeles, ni tampoco todo lo creado, pueden cantar a su redentor. Sólo el hombre, vendido al diablo, puede ser redimido. (Ap. 5:11-14; 1 Cor. 13:12; Pro. 20:27; 1 Cor. 6:20).