Estudio
Bíblico
La
Fe del Creyente
Autor
Teólogo: Juan Martínez
Estudio
Bíblico
Tema: La
Fe del Creyente
Texto: Heb cap. 11 verso 1-3, “Es, pues, la fe
la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron
buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido
el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo
que no se veía”.
Comentario Teológico Bíblico. Certeza también
se traduce “sustancia” y se deriva
de la misma palabra griega que se traduce “imagen
misma” en el capítulo 1 de hebreo
verso 3 nos dice, “el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen
misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí
mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”, esto expresa la
noción de emitir una luz o brillar con luz propia; el hijo no solo refleja la gloria de Dios.
Sino que él es Dios e irradia su propia gloria esencial. Convicción. Ideas a las que alguien se adhiere o se abraza
fuertemente de lo que no se ve. La
fe verdadera no se basa en evidencia empíricas o sea lo material, sino en la
seguridad divina y es un regalo de Dios. Efe
cap. 2 verso 8, “Porque por gracia
sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”; por la fe. La verdadera fe salvadora es
la obediencia a Dios. Stg. cap. 2 verso
14, “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no
tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle”?. Hechos.
Dios creó el universo a partir de algo que no puede veía. Existe la posibilidad
de que ese algo invisible haya sido la energía o el poder propio de Dios mismo.
Introducción
y Desarrollo
Fe aprobación
que se da a alguna verdad, o confianza que una persona deposita en otra. Fe
salvífica, por ejemplo, es la total confianza del hombre en Cristo. En la
teología Bíblica no hay palabra más importante. Es tema predilecto de los
autores del Nuevo Testamento, especialmente los apóstoles Pablo y Juan, pero
encuentra sus antecedentes también en el Antiguo Testamento. Las tres palabras
(fe, fiel y creer) se hallan en el Antiguo Testamento aproximadamente setenta y
cinco veces, y en el nuevo testamento más
de seiscientas veces. En el Antiguo Testamento la palabra fe suele usarse con
referente a Dios y su fidelidad. Deut
cap. 7 verso 9, “Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que
guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos,
hasta mil generaciones”. Sobre todo en guardar el pacto. La fe de los hombres
tiene el sentido de una plena y entera confianza en Dios. Los fieles del
Antiguo testamento, enumerados en Heb
cap. 11, anhelaban lo prometido, pero murieron sin conocerlo de cerca. Heb cap. 11 versos 13-14 y 39, “Conforme
a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de
lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y
peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a
entender que buscan una patria”; v,
39 “Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no
recibieron lo prometido”; esta esperanza y confianza se aclara en el Nuevo
Testamento, cuando se declara que la única fe verdadera está siempre, aunque en
distintas maneras, vinculada con Cristo.
Hec cap. 4 verso 13, “Entonces
viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y
del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús”. 1 Cor cap. 3 verso 11,
“Porque
nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es
Jesucristo”.
Las Tres
pruebas de fe, más importantes de Abraham
1) Jehová le dice vete de tu tierra y de tu
parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Gén cap. 12 versos 1-2, “Pero
Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa
de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande,
y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición”. Abram salió
de su tierra a tierras desconocida la cual le había dicho Jehová que saliera,
prometiéndole una tierra que fluía leche y miel; tierras de Canaán, escuchando
su voz y obedeciendo su mandato. Todo lo hizo por fe.
2) La promesa de Dios a Abram que su
descendencia sería como las arenas del
mar y las estrellas del Cielo. Gén cap. 15 verso 5, “Y lo llevó fuera,
y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar.
Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado
por justicia”. 100 años tenía Abraham, y
noventa años su mujer Sara cuando tuvieron a su hijo Isaac, la promesa de la
que Dios les había prometido. Gén cap.
17 verso 17, “Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rio, y dijo
en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa
años, ha de concebir? “. Para Dios no hay nada imposible solo creyó y
mantuvo su esperanza en Dios. Gén cap.
18 verso 14, ¿Hay
para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el
tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. Le creyeron a Dios y tuvieron la victoria.
3) Dios le dijo Abraham toma a tu hijo a quien
amas y ofrécelo en holocausto en el monte de Moriah; esta fue la prueba más
contundente que tuvo Abraham.
Después de que Dios les había dado a su
hijo Isaac se lo pide en sacrificio vivo Gén cap. 22 verso 1-2, “Aconteció después de estas cosas, que probó
Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo:
Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y
ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré”. No
fue una tentación, sino un examen de parte de Dios probando el corazón de
Abraham, este estremecedor mandamiento puso en marcha una especial y severa
prueba para Abraham, esto es, el sacrificio de su hijo “tu único” repetido tres veces por Dios en el mismo capítulo. Gén cap. 2,” Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único,
Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto
sobre uno de los montes que yo te diré. 12, “Y dijo: No extiendas tu mano
sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por
cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único”. 16, Y dijo: Por mí mismo he
jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo,
tu único hijo”; Esto significa dar muerte al hijo de más de 20
años, que vivía con ellos, el fin de la
promesa del pacto abrahámico habría terminado. Una acción que pareciera
irracional, pero Abraham obedeció. El
monte Moriah, tradicionalmente asociada con Jerusalén, y el lugar sobre el
que más adelante se iba a levantar, el templo de Salomón. Génesis cap. 3 verso 1, “Comenzó Salomón a edificar la casa de
Jehová en Jerusalén, en el monte Moriah,
que había sido mostrado a David su
padre, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán jebuseo”.
En quien creemos: Moisés
levanta un asta con una serpiente ardiente de bronce. Número cap. 21 versos 7-9, “Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo:
Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que
quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. Y Jehová
dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un asta; y
cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. Y Moisés hizo una
serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía
a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía”. El necesitado debía
poner la mirada en esta serpiente si quería ser sanado ya que no creyeron en
Jehová y murmuraron contra él. La
serpiente de bronce años más tarde se convirtió en un ídolo para el pueblo de
Israel depositando su fe en esa vara con la serpiente de bronce. Esta acción
era una figura de lo que había de venir; pues ese pueblo rebelde y
contradictorio debía poner su vista en autor y consumador de la Fe, leamos
ahora lo que nos dice el apóstol Juan en su evangelio en el cap. 3 versos 14 y
15, “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto,
así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga
vida eterna.”
Ponemos la fe en lo que no debemos
Los profetas que siguieron a los baales. Ídolos
a quienes les rendían cultos, eran 450 hombres. 1 Rey cap. 18 verso 22, “Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo
he quedado profeta de Jehová; más de los profetas de Baal hay cuatrocientos
cincuenta hombres”. Estos profetas creían en estos ídolos, mas Elia
profeta del Señor los desafío en un acto de sacrificio donde quedaron
avergonzados y luego degollándolos no quedando ninguno. 1 Rey cap. 18 verso 40, “Entonces Elías les dijo: Prended a los
profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los
llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló”.
Subdivisión
Dios nos entregó una medida de fe. Rom cap. 12 verso 3, “Digo, pues, por la gracia
que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto
concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura,
conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”. Medida de fe. Proporción correcta del
Don Espiritual o la habilidad Soberana conferida que el Espíritu Santo reparte a cada
creyente. 1 Ped cap. 4 verso 10, “Cada
uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios. Todo creyente recibe el
don y los recursos exactos que necesita para cumplir su función dentro del
cuerpo de Cristo. Un don espiritual:
es una habilidad Soberana que Dios
concede por su gracia a cada creyente y por medio de la cual el Espíritu Santo
ministra al Cuerpo de Cristo. La palabra griega (carisma) destaca el aspecto
gratuito del don. Un don espiritual no puede ganarse, pero si, pedirse, y
buscase a través.de la oración activando
la fe y recibirla mediante la gracia de Dios. 1 Cor cap. 12 versos 4-7, “Ahora bien, hay diversidad de dones,
pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el
Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas
las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la
manifestación del Espíritu para provecho”. V, 11, “Pero todas estas cosas las hace uno y el
mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”.
V, 18, “Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos
en el cuerpo, como él quiso”.
La fe es independiente en el sentido de
la vista. Es la fe para salvación y vida espiritual. Efe cap. 2 verso 8-9, “Porque por
gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de
Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. La fe es la que te
impulsa a una salvación gratuita de Dios, la gracia de Dios es preeminente en
todos los aspectos de la salvación.
El que posee la verdadera fe, la
que viene del Espíritu Santo, hace cosas que a los ojos de la gente parecen
extrañas. Hec cap. 11 verso 7, “Y oí una voz que me decía:
Levántate, Pedro, mata y come”. Pedro no aceptó la proposición de lo dicho
porque ninguna cosa inmunda había ingerido en su vida; no entendía lo que le
quería decir Dios en ese éxtasis.
Obedece sin importar el costo de su
entrega. Hec cap. 11
versos 8-9, “Y dije: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás
en mi boca. Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios
limpió, no lo llames tú común.
Ve en cada obstáculo un desafío;
para mostrar el poder y la Gloria de Dios. 1
Rey cap. 18 versos 36-39, “Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto,
se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de
Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo,
y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová,
respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que
tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y
consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua
que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron:
¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! Elías desafío a los profetas de los
Baales demostrándole quien era el Dios verdadero y Dios le respondió, él estaba
seguro en quien había creído.
Los que creen en Dios y depositan toda
su confianza en Él son recompensados
Olfa y Rut Moabita nuera de Noemí, Rut se apegó a su
suegra, y fue incorporada así a la historia del pueblo escogido.
Tal fue la fe de olfa;
viendo ella que su suegra Noemí. Había perdido a su esposo e hijos, quedando
pobre y sin amparo, decidió quedarse en Moab. Mientras que Rut, no se separó de
su suegra y se fue con ella a Belén; Rut
cap. 1 versos 14-16, “Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y Olfa
besó a su suegra, mas Rut se quedó con ella. Y Noemí dijo: He aquí tu
cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella.
Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a
dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu
pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Rut cap. 1 verso 22, Así
volvió Noemí, y Rut la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab,
y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada. Donde contrae matrimonio con
Booz. Rut cap. 4 versos 13, “Booz,
pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que
concibiese y diese a luz un hijo.
Olfa, no tenía fe convincente,
ella no pensó en que podía tener un porvenir mejor, esto la llevó a quedarse en
Moab, mientras que Rut, obtuvo la bendición de ser la bisabuela del Rey David. Rut cap. 4 verso 17, “Y le dieron
nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed.
Este es padre de Isaí, padre de David. Rut pone su fe y esperanza en el Dios de Noemí y fue bendecida.
Puede un creyente aumentar su fe
Los
discípulos le dijeron a Jesús que les aumentara su fe y él les respondió. Luc cap. 17 versos 5-6, “Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos
la fe. Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe
como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y
plántate en el mar; y os obedecería”. Podemos entender que ellos le
estaban pidiendo literalmente a Jesús que les diera más fe, más Jesús nos les
dice de acuerdo al texto leído que les haya aumentado su fe, sino que les dijo
si tuvieres fe como un granito de mostaza harían cosas grandes.
Cómo se produce la fe
La
necesidad del ser humano nos estimula a creer en alguien o en algo, que nos
ayuda a depositar la fe y la confianza, la necesidad produce el creer, el creer
la fe y la fe la esperanza. Ejemplo: La
fe de la mujer Cananea. Mat cap. 15
versos 21-28, “Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de
Sidón. Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región
clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es
gravemente atormentada por un demonio. Pero Jesús no le respondió
palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela,
pues da voces tras nosotros. El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de
Israel. Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor,
socórreme! Respondiendo él, dijo: No está bien
tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos
comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces
respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe;
hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. Las
ovejas perdidas de la casa de Israel debían de ser alimentadas antes que los
perrillos, Cristo empleo aquí una palabra que se refiere a la mascota familiar,
sus palabras para con esta mujer no deben entenderse como ásperas o
insensibles. De hecho, él estaba atrayendo tiernamente de ella una expresión de
su fe en él. La necesidad de esta mujer cananea de que su hija fuera liberada
de un demonio que la atormentaba, produjo el creer en Jesús y esto a la vez
produjo la fe y la fe la esperanza de que Jesús la sanara.
La mujer del flujo de sangre. Mat cap. 9
versos 20-21, “Y he aquí una mujer enferma de flujo de
sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su
manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva”. La
aflicción de esta mujer no fue solo grave físicamente, también la mantenía
impura permanentemente por razones ceremoniales. Lev. Cap. 15 versos 25-27, “Y la mujer, cuando siguiere el flujo de
su sangre por muchos días fuera del tiempo de su costumbre, o cuando tuviere
flujo de sangre más de su costumbre, todo el tiempo de su flujo será inmunda
como en los días de su costumbre. Toda cama en que durmiere todo el tiempo
de su flujo, le será como la cama de su costumbre; y todo mueble sobre que se
sentare, será inmundo, como la impureza de su costumbre. Cualquiera que
tocare esas cosas será inmundo; y lavará sus vestidos, y a sí mismo se lavará
con agua, y será inmundo hasta la noche”. Esto significa que debió haber
sido rehuida por todos, incluyendo su propia familia y excluida de la sinagoga
y el templo. Este acontecimiento fue una muestra de cómo esta mujer creyó tuvo
la fe y la esperanza de que solamente tocando el borde del manto de Cristo
podía ser sana.
La fe del Centurión al pedirle a Jesús
que sanara a su criado. Mat. cap. 8 versos 5-10, “Entrando
Jesús en Capernaúm, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi
criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le
dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión
y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la
palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y
tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y
viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo
a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en
Israel he hallado tanta fe.”
La fe, se debilita. Rom cap. 14 verso 1,
“Recibid
al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones”. Esto caracteriza a
los creyentes que son incapaces de desembarazarse de las ceremonias y rituales
de su pasado religioso. El creyente judío débil tenía dificultad para abandonar
los ritos y las prohibiciones del antiguo pacto. Se sentía obligado a adherirse
a leyes sobre la dieta, observar con rigor el día de reposo y ofrecer sacrificio
en el templo. El creyente gentil débil había sido criado en medio de la
idolatría pagana con todo sus rituales.
El creyente débil en la fe no tiene la
suficiente madurez para desprenderse de su pasado
La fe, falla. Luc cap. 22 versos 31-32, “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos
como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez
vuelto, confirma a tus hermanos”. La repetición del nombre indica una
amonestación en un tono grave y sombrío. Cristo mismo a había llamado a Pedro
pero aquí vuelve a utilizar su antiguo nombre quizás para reforzar la
reprensión por la presunción carnal de Pedro que estaba siendo zarandeado por
Satanás y Jesús le dijo voy a Orar para que tu fe no te falte, o no te falle. Luc cap. 8 verso 25, “Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se
maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y
a las aguas manda, y le obedecen”? En medio de la tormenta estaban muertos de miedo
y no activaron la fe sino que les fallo.
Conclusión
La
fe se basa en el significado de un hecho Bíblico histórico que es más que el
acto de creer. Los demonios también creen y tiemblan. Stg. cap. 2 verso 9, “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También
los demonios creen, y tiemblan”. Es la participación de la vida de Jesús. Jn cap. 2 verso 6, “El que dice que
permanece en él, debe andar como él anduvo”. Es el resultado del pacto de la
gracia de Dios en nuestra vida. Dios nos amó, este es el punto de partida para
el desarrollo de una nueva experiencia de vida. Jn cap. 3 verso 16, “Porque de tal manera
amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en
él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Pero más que una decisión
momentánea, la fe es un clima espiritual, un modo nuevo de vivir. La fe es
indispensable para la justificación. Cristo inmolado en la cruz efectuó la
salvación de la humanidad. Sin embargo, el hombre debe de ser receptivo al
significado de aquel acontecimiento. El acto fundamental del amor de Dios
espera una respuesta de los hombres. La fe es esa respuesta. Por nuestra fe
somos justificados. Rom cap. 1 verso 17, “Porque en el evangelio la justicia de Dios
se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. Gal cap. 2 verso 16, “sabiendo que el
hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo,
nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de
Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie
será justificado”.
La fe se vincula siempre con la gracia. El
mensaje de la cruz, la capacidad de responder a Él no tiene requisitos de
santidad, conocimiento, buenas obras, etc. No son los poderosos ni los sabios
los que se salvan. Mat cap. 11 verso 25, “En aquel tiempo,
respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del
cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los
entendidos, y las revelaste a los niños”. Puesto que el espíritu del
incrédulo está muerto, no puede responder si no es por la gracia. Rom cap. 4 verso 16, “Por tanto, es por
fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su
descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que
es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros”. Cristo es el autor
y consumidor de la fe. Heb cap. 12 verso
2, “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por
el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se
sentó a la diestra del trono de Dios”. Y obra fe en nosotros por su Espíritu
Santo. El Espíritu vivifica a la persona que es justificada por la fe y no
anda conforme a la carne sino conforme al Espíritu, en novedad de vida. Jn cap. 6 verso 63, “El espíritu es el
que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado
son espíritu y son vida.”
Pero
hay una pregunta en el evangelio según San
Lucas cap. 18 verso 8, que dice: Pero cuando venga
el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?