Estudio
Bíblico
De
donde proviene el pecado
Teólogo: Juan Martínez
Tema: De
donde proviene el pecado
Texto: Santiago cap. 1 versos 13-14; “Cuando
alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no
puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es
tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la
concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado,
siendo consumado, da a luz la muerte”.
Comentario
Teológico Bíblico. Santiago deja muy claro aquí en estos dos
versículos del capítulo uno, que en Dios no existe pensamientos impuros para
hacer tal mal y tampoco es vulnerable a él. Habacuc cap. 1 verso 13; “Muy limpio eres de ojos para ver el mal,
ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando
destruye el impío al más justo que él,” El profeta Habacuc se expresa en
este versículo, diciendo que Dios es demasiado puro para ver el mal y mucho
menos hacerle daño a alguien. Mas el
ser humano por sus deseos pecaminosos, que brotan del alma para disfrutar o
adquirir la satisfacción de los deseos de la carne, estos nos indican que las codicias
o malos deseos (concupiscencia) es el agente activo o la causa directa de todo
pecado individual. 1 Juan cap. 2 verso
16; “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos
de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”. 1 Pedro cap. 2 verso 11; “Amados,
yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos
carnales que batallan contra el alma,”
Introducción
Pecado: Es una transgresión voluntaria de los preceptos religiosos. Para
el cristianismo, el pecado es
el alejamiento del hombre de la
voluntad de Dios, que
aparece recogida en los
libros sagrados (la Biblia).
Cuando las personas violan algunos de los
mandamientos divinos, cometen un pecado.
Tentación. Es la instigación que induce el
deseo de algo. Puede tratarse de una persona, una cosa, una circunstancia u
otro tipo de estímulo.
Concupiscencia. De acuerdo con su etimología de concupiscentĭa, de cupere, (del latín
desear, reforzado con el prefijo con) se refiere a la propensión natural de los
seres humanos a obrar el mal, como consecuencia del pecado original.
La enseñanza de la Biblia, es
perfectamente clara. El hombre mismo, es responsable por la introducción del
pecado en el mundo. No hay lugar, o necesidad de otro agente. El hombre,
introdujo el pecado y es responsable de su continua existencia: “El pecado entró
en el mundo por un hombre” Romanos cap.
5 verso 12; “Por tanto, como el pecado entró en el mundo
por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los
hombres, por cuanto todos pecaron”. Puesto que la muerte, es el resultado
inevitable del pecado introducido por el hombre, también es cierto que “la
muerte entró por un hombre” 1 Corintios
15 versos 21; “Porque por cuanto la muerte entró por un
hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos”. El hombre continúa siendo una criatura pecadora y en consecuencia sujeta
a la muerte, no debido a que esté bajo la influencia de un demonio, sino
simplemente porque se deja llevar por sus propios pensamientos y deseos
pecaminosos.
Jesús, expresó la misma verdad de la
manera siguiente: Mateo cap. 15 versos 18-20;
“Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.
Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los
adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las
blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre”. Esto concuerda completamente con la experiencia de todos los que
tratan de guardar la ley de Dios. No necesitan que un tentador externo los haga
pecar, porque su propia mente y corazón son suficientes para guiarlos fuera del
camino.
División
Adán y Eva los causantes del pecado original. La teología escolástica o pedagógica distingue
que el pecado original es
el acto concreto de desobediencia
cometido por Adán y Eva, a través del el pecado original vemos las consecuencias que el mismo
provocaría sobre la constitución de la
especie humana. Génesis cap. 3 versos
4-5-6-7; “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No
moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos
vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la
mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y
árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio
también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos
los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas
de higuera, y se hicieron delantales”. Romanos cap. 5 verso 19; “Porque así como por la
desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así
también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos”. Romanos cap. 11 verso 30; “Pues como
vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis
alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos,”. Efesio cap. 5 verso 6; “Nadie os engañe
con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos
de desobediencia”.
De donde proviene la tentación. La tentación es la incitación a
pecar por parte del Diablo (también conocido como Satanás o el Demonio). Mateo cap. 4 verso 1; “Entonces
Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo”.
Mateo cap. 26 verso 41; “Velad y
orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto,
pero la carne es débil”. 1 Cor cap. 10
verso 13; “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero
fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino
que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis
soportar”. 1 tesalonicense cap. 3
verso 5; “Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para
informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que
nuestro trabajo resultase en vano”.
La codicia es el arma mortal del
hombre atraído por pensamientos impuros.
Génesis cap. 3 verso 6;
“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los
ojos, y árbol codiciable para
alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido,
el cual comió así como ella”. Prob cap.
21 verso 26; “Hay quien
todo el día codicia; Pero el
justo da, y no detiene su mano”. Isaías cap. 57 verso 17; “Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi
rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón”. Habacuc cap. 2 verso 9; “Ay del que codicia injusta ganancia para su casa,
para poner en alto su nido, para escaparse del poder del mal!” Mateo cap. 5 versos 28; “Pero yo os
digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. Romanos cap. 7 verso 7; “¿Qué diremos,
pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino
por la ley; porque tampoco conociera la codicia,
si la ley no dijera: No codiciarás”.
Cada ser humano es atraído por su
propia concupiscencia. Romanos cap. 1 verso 24; “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en
las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus
propios cuerpos”,
1 Tesalonicenses cap. 4
verso 5; “no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen
a Dios;” 2 Timoteo cap. 4 verso 3; “Porque
vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de
oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias”,
1
Pedro cap. 4 verso 2; “para no vivir el tiempo
que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino
conforme a la voluntad de Dios”. Tito
cap. 3 verso 3; “Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos,
rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos,
viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a
otros”.
Pablo escribió enfáticamente acerca de su propia experiencia sobre el
deseo de la carne. Romanos cap. 7 versos 14-21; “Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al
pecado. Porque lo que hago no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo
que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley
es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que
mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el
querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que
quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no
lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien,
hallo esta ley: que el mal está en mí”
Comentario Teológico Bíblico. El Apóstol pablo expresa que sin la ley
no hubiéramos conocido el pecado y que todo pecado es transgresión de la ley. Romanos cap. 7 verso 7; “¿Qué
diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el
pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no
dijera: No codiciarás.
En 1
Timoteo cap. 1 verso 9-10; “conociendo esto, que la ley no fue dada
para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y
pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios,
para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros,
y para cuanto se oponga a la sana doctrina”, en la primera carta de Juan se
habla sobre la infracción de la ley de Dios. 1 Juan cap. 3 verso 4; “Todo aquel que comete pecado, infringe
también la ley; pues el pecado es infracción de la ley”.
Conozcamos
estas Definiciones
Parricidas: Hombre que mata a su padre, o madre se dice que comete un parricidio y el asesino es
considerado un parricida.
Matricidas: Matricidio (del latín matricidĭum) es la palabra que se usa para denominar a la acción de dar muerte a la propia madre. A la persona que comete este delito se le llama matricida.
Homicidas: Homicidio es
un término que procede del latín homicidium y que refiere a la muerte de
un ser humano causada
por otra persona. El término, por lo tanto, puede utilizarse como sinónimo de
asesinato o crimen.
Fornicarios: 1 Corintios 6:18; “Huid la
fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre hiciere, fuera del cuerpo es;
mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca”.
1 Tesalonicenses 4:3; “Porque la voluntad de Dios es vuestra
santificación: que os apartéis
de fornicación”; Así que tener relaciones sexuales entre adultos o jóvenes
no casados es llamado fornicario un
acto inmoral antes los ojos de Dios.
Sodomitas: La mera palabra “sodomita”
es tomada para referirse a quien practica sexo anal, y el pecado de Sodoma se
interpretó como actos homosexuales masculinos. De ese modo, Dios condenó y
castigó a los ciudadanos de Sodoma, los
sodomitas, por actividad homosexual contra naturaleza.
Secuestradores: Un secuestro,
también conocido como delito
contra la libertad, es un delito que
consiste en privar de la libertad de
forma ilícita a una persona o
grupo de personas, Las personas
que llevan a cabo un secuestro se conocen como secuestradores o plagiadores.
Mentirosos:
En función de la definición,
una mentira puede ser una
falsedad genuina o una verdad selectiva, exagerar una verdad, si la intención
es engañar o causar una acción en contra de los intereses del oyente. Las
ficciones, aunque falsas, no se consideran mentiras. Mentir es decir una mentira.
Perjuros: Es un delito que consiste en mentir estando bajo juramento. A la persona
que comete perjurio se le
denomina perjuro. Es un delito que tiene una especial relevancia en el ámbito
de los Tribunales de justicia y, en particular, en lo referente a su aplicación
a los testigos que puedan presentarse en un juicio.
Veamos
una lista de todas las inmoralidades las cuales Dios condena al hombre conforme
a los deseos de la carne. Gálatas cap. 5 versos 16 al 21; “Digo,
pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra
la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero
si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son
las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas
semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho
antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”
La
Biblia nos menciona el pecado por lo cual podemos pedir, y pecados que no podemos pedir. 1 Juan cap. 5 versos 16-17;”Si alguno
viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará
vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de
muerte, por el cual yo no digo que se pida. Toda injusticia es pecado;
pero hay pecado no de muerte”.
Concluimos
que hay pecados que las personas pueden cometer, los cuales Dios toma en forma
bastante seria como para terminar con las vidas de aquellos que los cometen. Un
ejemplo de esto, es el pasaje de Ananías
y Safira quienes mintieron al Espíritu Santo. Dios, los juzgó y ambos
fueron muertos. Hechos
cap. 5 versos 1 al 10; “Pero cierto hombre llamado Ananías, con
Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo
también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los
apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que
mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?
Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por
qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a
Dios. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor
sobre todos los que lo oyeron. Y levantándose los jóvenes, lo
envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron. Pasado un lapso como de tres
horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. Entonces
Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en
tanto. Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del
Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te
sacarán a ti. Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando
entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a
su marido.”
La Blasfemia
contra el
Espíritu Santo. La
blasfemia contra el Espíritu Santo, es un pecado que lleva a la muerte. Mateo cap. 12 versos
31-32;”Por tanto os
digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia
contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna
palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra
el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero”. Hebreos cap. 10 versos 26 al 30; “Porque
si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la
verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda
expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los
adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres
testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el
que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la
cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues
conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y
otra vez: El Señor juzgará a su pueblo”.
En
las sagradas Escrituras nos encontramos con tres personajes que Dios mismo
condeno por a ver cometido pecado de muerte.
Caín
mato a su hermano Abel; Génesis cap. 4 versos 8-9-10-11; “Y dijo Caín a su hermano Abel:
Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó
contra su hermano Abel, y lo mató. Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel
tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? Y
él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde
la tierra. Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca
para recibir de tu mano la sangre de tu hermano”.
Esaú
por su desobediencia fue desechado por Dios. 1 Samuel cap. 15 versos 23 al 26; “Porque como pecado de adivinación es
la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste
la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.
Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento
de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos.
Perdona, pues, ahora mi pecado, y vuelve conmigo para que adore a
Jehová. Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste
la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre
Israel”.
Judas
Iscariote quien vende a nuestro Señor por treinta monedas de Plata. Mateo cap.
27 versos 3 al 5; “Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era
condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales
sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre
inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Y arrojando
las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó.”
Veamos un ejemplo de 7 pecados
que rogándole a Dios quizás nos perdone. Hechos cap. 8 verso 22; “Arrepiéntete,
pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento
de tu corazón;”
1) Soberbia: Sentimiento
de superioridad frente a los demás que provoca un trato distante o
despreciativo hacia ellos. “la soberbia me envenena, y aunque procuro
combatirla y humillar mi corazón, ¡cuántas veces me ha controlado en la
vida!" Prob
cap. 26 verso 12; “¿Has visto hombre sabio en su propia
opinión? Más esperanza hay del necio que de él.”
2) Avaricia:
Afán
de poseer muchas riquezas por el solo placer de atesorarlas sin compartirlas
con nadie. Mat
cap. 6 versos 19 y 21; “No os hagáis tesoros en la tierra, donde
la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos
tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones
no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también
vuestro corazón.”
3)
Lujuria: Deseo y actividad sexual
exacerbados o sea fuera de sí. Proverbio
cap. 6 versos 25-26; “No
codicies su hermosura en tu corazón, Ni ella te prenda con sus ojos; Porque a causa de la mujer ramera el hombre
es reducido a un bocado de pan; Y la mujer caza la preciosa alma del
varón”.
4)
Ira: Sentimiento de enfado muy
grande y violento. Ecl cap. 7 verso 9; “No
te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de
los necios.”
5)
Gula: Apetito desmedido de comer
y beber. Prob cap. 23 verso 21; “Porque el
bebedor y el comilón empobrecerán, Y el sueño hará vestir vestidos
rotos”.
6)
Envidia: Sentimiento de tristeza o
enojo que experimenta la persona que no tiene o desearía tener para sí sola,
algo que otra posee. Prob
cap. 23 verso 17; “No tenga en tu
corazón envidia de los pecadores, Antes persevera en el temor de Jehová
todo el tiempo.”
7) Pereza: Falta de ganas de
trabajar, o de hacer cosas, propia de la persona perezosa. Prob cap. 6 verso 9; “Ve
a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio.”
Este poder, el cual es el pecado que
reside en el hombre mismo, es lo que nosotros frecuentemente llamamos los
designios de la carne. Esta característica
humana innata, está comprendida en una expresión utilizada por el apóstol
Pablo: “los designios de la carne.” Pablo escribió: Romanos
cap. 8:6-7; “Porque el
ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y
paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios;
porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;” Romanos
cap. 7 verso 5; “Porque
mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley
obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte”. Juan
cap. 3 verso 6; “Lo que es
nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu
es”. Santiago cap. 5 verso 3; “Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho
testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego.
Habéis acumulado tesoros para los días postreros.
Subdivisión
Jesús
enseña de donde salen los malos pensamientos del hombre
Nadie “cae” en actos inmorales o
abominables ante Dios, antes de que el hecho real se produzca. Ejemplo: El
corazón del adúltero, está siempre en forma y preparado por pensamientos
lujuriosos del mismo modo, el corazón del ladrón se inclinó por la codicia. Y
el asesinato es el producto de la ira y el odio. Todo pecado se incuba primero
en la mente.
Jesús enseñó esta verdad a sus
discípulos: “Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón
salen los malos
pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos,
los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con
las manos sin lavar no contamina al hombre.” (Mateo
15:18-20). Jesús estaba enseñando que el verdadero
punto de la ley mosaica era la verdad moral, encarnada en los requisitos
ceremoniales externos. Él restó o la importancia a los aspectos simbólicos del
lavado y abstenerse de lo que se declara legalmente impuro. En su lugar hizo
hincapié en la exigencia moral de la ley. La profanación, sugirió, no es
principalmente un problema ceremonial o externo, lo que es verdaderamente
profanación en el sentido espiritual, es la maldad que emana del corazón. En la
Escritura, "el corazón" es el asiento de toda la persona la mente, la
imaginación, los afectos y la voluntad. El “Corazón” se utiliza a menudo como
sinónimo de “mente.” En estos versículos, por lo tanto, nuestro Señor estaba
condenando la maldad de una vida de pensamientos impuros.
Jesús
reprende a los fariseos por sus exigencias morales de la ley
Una y otra vez,
Cristo reprendió a los fariseos por su observancia meticulosa de la ley
externa, ceremonial y su abandono sin sentido de las exigencias morales de la
ley. Ellos estaban preocupados por completo con el que parecía ser justo. Sin
embargo, ellos estaban dispuestos a tolerar los más groseros pecados del
corazón. Ellos pensaron que nadie más podría descubrir lo que realmente estaba
dentro de ellos. Pero el Señor sabía lo que había en sus corazones. Mateo cap. 9 verso 4; “Y
conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en
vuestros corazones?” Mateo cap. 12 verso 25;
“Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra
sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no
permanecerá”. El los comparó con criptas
elegantes, hermosos por fuera, pero llenos de inmundicia y muerte en el
interior.
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas!, porque limpiáis el exterior del vaso y del plato, pero por dentro
están llenos de robo y de desenfreno. ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de
adentro del vaso y del plato, para que lo de afuera también quede limpio. ¡Ay
de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a
sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están
llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros, por
fuera parecéis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de
hipocresía y de iniquidad”. (Mateo
23:25-28). La enseñanza de los fariseos había adoctrinado esta
noción en la gente que se creía que los malos pensamientos no eran pecados,
siempre y cuando no se convirtiesen en actos. Eso es precisamente la razón de
que nuestro Señor dirige los pecados del corazón en Su Sermón del Monte.
“Oísteis que fue dicho a los antiguos: No
matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que
cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y
cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y
cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. Oísteis
que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira
a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. (Mateo 5:21-22, 27-28). Pecar en la mente, por lo tanto, es profanar el
santuario en donde nuestra adoración más alta y mejor debe tomar su lugar.
Independientemente de cómo usted se presenta al mundo exterior, el Señor tiene
un asiento de primera fila a todo lo que pasa en tu mente. ¿Le está
glorificando con sus pensamientos? ¿O está usted cultivando hábitos pecaminosos
mentales que paralizan su crecimiento espiritual y envenenan a su corazón? Los
patrones de su vida de pensamiento se confirman en su comportamiento ¿Qué dicen
lo suyos acerca de usted?
Jesús
condena a Escribas y Fariseos y les retiene sus pecados. Juan cap. 20 verso 23;
“A quienes
remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les
son retenidos.”
Comentario
Teológico Bíblico. Jesús los condenó con ocho ¡Ay de tenor alto Mateo cap. 23
versos 13 al 29; “Mas
¡ay de vosotros, escribas y
fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los
hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están
entrando. ¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y
como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor
condenación. ¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un
prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que
vosotros. ¡Ay de vosotros,
guías ciegos! que decís: Si alguno jura por el templo, no es nada; pero si
alguno jura por el oro del templo, es deudor. ¡Insensatos y ciegos! porque
¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro? También decís:
Si alguno jura por el altar, no es nada; pero si alguno jura por la ofrenda que
está sobre él, es deudor. ¡Necios y ciegos! porque ¿cuál es mayor, la
ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda? Pues el que jura por el
altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él; y el que jura por el
templo, jura por él, y por el que lo habita; y el que jura por el cielo,
jura por el trono de Dios, y por aquel que está sentado en él. ¡Ay de vosotros, escribas y
fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y
dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto
era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. ¡Guías ciegos, que coláis
el mosquito, y tragáis el camello! ¡Ay
de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del
vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de
injusticia. ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del
plato, para que también lo de fuera sea limpio. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois
semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran
hermosos, más por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda
inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis
justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
¡Ay de vosotros, escribas y
fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y
adornáis los monumentos de los justos,”
Ejemplo
del ciego de nacimiento
Juan
cap. 9 versos 1 al 7;
“Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus
discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya
nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino
para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las
obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando
nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del
mundo. Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el
lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé
(que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo.
El Mensaje central del texto dentro de su
contexto
A primera vista pareciera que el tema
central de este pasaje es la misericordia, el poder y el servicio de Jesús o, quizás, de un modo más
elaborado, la contraposición entre la ceguera de la ley y la luz de la
gracia. Sin negar que todo ello esté presente en el pasaje, la clave para
comprenderlo en su contexto está en el; V. 39-40-41; “Dijo
Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y
los que ven, sean cegados. Entonces algunos de los fariseos que estaban
con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos?
Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque
decís: Vemos, vuestro pecado permanece.”
Conclusión
Concluimos que el pecado proviene de
nuestra propia concupiscencia (nuestros malos deseos) Es cierto que algunas
veces Dios permite el mal,
pero siempre para sacar bienes de los mismos males. Por ejemplo, para que el
pecador reconozca su falta y se arrepienta; para que el justo expíe sus faltas
en este mundo, gane así mayor gloria en el cielo y dé buen ejemplo al prójimo
con su paciencia; para que los hombres vivan más despegados de las cosas del
mundo secular, porque esta vida es tiempo de prueba y no de premio, Si Dios
impidiera al hombre hacer el mal, violentar su libertad. Dios tiene sus razones para permitir el mal. A nosotros nos
basta saber que Dios tiene Providencia, aunque desconozcamos sus caminos. Dios
deja actuar las leyes de la naturaleza y la libertad
de los hombres. Sin embargo, ha de ser un consuelo para nosotros saber que
en igualdad de circunstancias, en el cielo
gozan más, los que más han sufrido en este mundo con cristiana resignación. No
nos engañemos con el aparente
triunfo de algunos malos. En primer lugar, porque el triunfo del
malo se limita a esta vida, donde la experiencia enseña que no se da triunfo
completo y libre del mal. Pero sobre todo, porque el que peca es un fracasado para la eternidad, que
es donde el fracaso es completo e irremediable. El único que triunfa es quien
se salva. No fue Dios quien hizo la muerte y la maldad en el mundo, debido a la
desobediencia del hombre, la muerte entro al mundo, y esta seguirá hasta el
milenio donde será la muerte destruida. (Ap.
21:4). Por su pecado, Adán, en cuanto al ser el primer hombre, perdió la santidad
y la justicia, no solo para él, sino para toda la humanidad. Como consecuencia
del pecado original, la naturaleza humana quedó espiritualmente debilitada y
sometida al sufrimiento y al pecado. El pecado es una acción contraria a la
ley, y por lo tanto contraria a la voluntad de Dios. Es una ofensa a Dios, por
la que el hombre pierde la gracia y la amistad, conjuntamente con la relación a
Dios por cualquier método. El pecado lesiona la naturaleza
humana y atenta contra la solidaridad humana. La raíz de todo pecado radica en
el corazón humano, teniendo como una causa posible la tentación, siendo esta
una propuesta aparentemente agradable e inocente, que sin embargo lleva como
real objetivo la separación del hombre y la
relación con Dios. El pasaje de la Biblia que nos relata la curación de un
ciego, nos da a entender que cada uno es responsable de sus pecados y que Dios
no manda sufrimientos y males a la tierra por los malos actos que una persona
haga personalmente. Jn cap. 9 versos 1
al 3; “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le
preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres,
para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus
padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.” La historia del Santo Job nos da el
ejemplo de un hombre que sufrió muchas desgracias, culpándolo sus amigos, como
si fuera castigo de Dios. El hombre pues no es nadie para juzgar la voluntad de
Dios, ya que nuestra mentalidad humana no puede comprender el porqué de las
cosas, los misterios de Dios y su voluntad.