La importancia del perdòn


    Autores
    Teólogo Cruz Monasterio 
    Ing. Jonas Duerto


                                                          Reflexiòn Efectiva


Tema: Parábola del Esclavo Sin Compasión

Texto: Mat cap. 18 verso 27; "Entonces el señor de aquel siervo, fue movido a misericordia, y le soltó y le perdonó la deuda."


Introducción

Nuestro señor Jesucristo tocó mucho el tema del perdón. Él vino a perdonar nuestros pecados, a ofrecernos esa misericordia de parte del Padre. Es una ofensa para Dios que seamos incapaces de perdonar considerando todo lo que él hizo para perdonarnos a nosotros. Jesús terminó la parábola diciendo que los que no son capaces de perdonar de todo corazón, no recibirán el perdón de Dios. Muchos hermanos(as) egoístas hacen acepciòn de personas, señalando y juzgando sin un justo juicio y el Señor nos advierte en Mateo cap. 3:23-26; »Así que, si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano. Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda.»Si alguien te lleva a juicio, ponte de acuerdo con él mientras todavía estés a tiempo, para que no te entregue al juez; porque si no, el juez te entregará a los guardias y te meterán en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo.



División 

La Parábola de los dos Deudores llamada tambièn la del Esclavo Sin Compasión

Mat cap. 18 versos 21 al 35; Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas. 

Comentario Teòlogico Bíblico.  En esta parábola, el Señor condicionalmente se asemeja al rey al cual su siervo le debía cierta cantidad de dinero. La persona es un insolvente deudor delante de Dios, no sólo por sus pecados, sino, por la ausencia de las acciones justas, las cuales la persona podría hacer, pero no las hace. Estas acciones imperfectas también son deudas de los individuos. Así es como nosotros pedimos en la oración: "Perdona nuestras deudas," y no sólo los pecados! Al final de la vida, cuando nosotros tenemos que darle a Dios una respuesta por todas nuestras acciones, se descubre que todos nosotros somos deudores insolventes delate de Él. En la parábola sobre los dos deudores se habla de que nosotros podemos contar con la misericordia de Dios únicamente con la condición de que nosotros de todo corazón perdonemos a nuestros ofensores. Por esta razón nosotros debemos recordar diariamente: "Perdona nuestras deudas, así, como nosotros perdonamos a nuestros deudores."

Subdivisiòn

Parábola de los dos Deudores

Jesús en la casa de Simón el Fariseo Luc cap. 7 verso 36 al 50; "Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.

Comentario Teòlogico Bíblico. En esta parabola se relaciona el perdón de Dios con el hombre. Las personas sabemos, por una parte, lo difícil que es perdonar, pero por otra lo gratificante que es recibir el perdón de alguien querido cuando hemos obrado mal.

Muchas personas que vienen a Jesús han hecho realmente de sus vidas un desorden y ellos lo saben, y el sentido de culpa es tan agudo ¡Pero esta parábola nos recuerda que el Señor está dispuesto a olvidar sin importar la deuda! ¡Y la mujer nos recuerda que en la medida en que el sentido de culpa de alguien es grande, así será su amor incondicional! ¡Con un amor más grande, habrá la motivación para un servicio más grande! Así como con el apóstol Pablo, quien no se consideraba a sí mismo digno de ser llamado un apóstol 1 Corintio 15:9-10; "Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo."  Así en vez de revolvernos en nuestra culpabilidad del pasado, ¡permitamos el gran perdón que ofrece Jesús para motivarnos a amarlo y a servirlo aún más. 

Conclusión 

El Rencor "es el óxido del alma, el gusano de la mente, el oprobio de la oración, el extrañamiento del amor...el pecado incesante." Con el rencor acuestas es muy difícil de pelear. "Acuérdate de los sufrimientos de Jesucristo," y "curarás el rencor y lo derrotarás con el Amor, la Apacibilidad y la Templanza"

¿Qué dice la Palabra del señor acerca de perdonar a nuestros hermanos y nuestro prójimo? 

Marcos cap. 11 verso 25; "Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas."

Mateo cap. 6 versos 14-15; "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas."

Lucas cap. 6 verso 37; "No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados."


Colosenses cap. 3 verso 13; "Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros."



Comentario Teòlogico Final. Él es nuestro Dios y murió entregado y humillado para perdonar todas nuestras ofensas. Con este ejemplo, ¿quién puede negar el perdón a otra persona, por muy grande que sea el mal cometido?. Si querido hermano en el Señor, el mensaje hermoso que el Señor nos regala para que nuestra vida sea más limpia de rencores y deudas, es importante que entendamos que el Señor nos da infinitas oportunidades para perdonar y ser perdonados. Que el Señor de la misericordia que perdona tus deudas, te enseñe a perdonar a tus deudores. Amèn