Tomado de los sermones del príncipe de los Predicadores
Charles Spurgeon
Autor
Teólogo: Cruz
Monasterio
Título: Cinco Errores del evangelio de la prosperidad
Texto: 2ª Corintios 9:6-12; ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no
trabajar? Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta
viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche
del rebaño? ¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la
ley? Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que
trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por
nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que
ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. Si nosotros
sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros
lo material? Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más
nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por
no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo.
Introducción
Hace más de un siglo, hablando a la que entonces era la congregación más
grande de toda la Cristiandad, Charles Spurgeon dijo: “Creo que es
anticristiano e impío, para cualquier Líder Religioso, vivir con el objetivo de
acumular riquezas. Usted dirá, '¿No se supone que debemos esforzarnos todo lo
que podamos por conseguir tanto dinero como podamos?' Pudieras hacerlo. No me
cabe duda que, al hacerlo, usted puede servir a la causa de Dios. Pero lo que
dije es que vivir con el objetivo de acumular riquezas, es
anticristiano”.
Un pensamiento de Charles Spurgeon, Devolver mal por
bien, es actuar como Satanás. Devolver mal por mal, es actuar como las bestias.
Devolver bien por bien, es actuar como los hombres. Devolver bien por mal, es
actuar como hijos(as) de Dios.
Al pasar de los años, el mensaje que se predica
en algunas de las iglesias más grandes del mundo ha cambiado. De hecho, hay un
nuevo evangelio que se predica hoy día. A este mensaje se le han adscrito
muchos nombres, tales como evangelio de “decláralo, decretalo y recíbelo”, el
evangelio de “písalo y arrebatalo”, Jos.
1:3; Yo
os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta
de vuestro pie. El evangelio de “la salud y las riquezas”, el “evangelio de la
prosperidad” y “la teología de la confesión positiva”. Gal cap. 1 versos 6 al
9; “Estoy
maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia
de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que
hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más
si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente
del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también
ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis
recibido, sea anatema.”
Sin importar cuál sea el nombre utilizado, la esencia
del mensaje es la misma. En pocas palabras, este “evangelio de la prosperidad”
enseña que Dios quiere que los creyentes sean sanos físicamente, Pero se olvidan
que este es un cuerpo de muerte; que seremos ricos materialmente, y felices
personalmente.
Así lo
dice Robert Tilton: “Creo que es la voluntad de Dios que todos
prosperen, porque así lo veo en la Palabra, y no porque lo haya visto funcionar
poderosamente en otra persona. No pongo mis ojos en los hombres, sino en Dios
que me da el poder para hacer riquezas”.
Los maestros del evangelio de la prosperidad animan a
sus seguidores a orar incluso a demandar a Dios una prosperidad material.
División
Cinco errores
teológicos de las enseñanzas perniciosas de la prosperidad
Russell Wood bridge y yo escribimos un libro titulado
“Health, Wealth and Happinness” (“Salud, riqueza y felicidad: ¿Ha eclipsado el
evangelio de la prosperidad el evangelio de Cristo?”) con el objetivo de
examinar las afirmaciones de los defensores del evangelio de la prosperidad.
Aunque el libro abarca demasiado como para resumirlo aquí, en este mensaje. Voy
a tratar de revisar cinco enseñanzas que se cubren en el mismo, doctrinas donde
el evangelio de la prosperidad defiende el error. Mientras discernimos estos
errores con respecto a doctrinas claves, espero que podamos ver claramente los
peligros de este falso evangelio.
1. El pacto de Abraham es un medio para
el derecho material
El pacto de Dios con Abraham (Génesis cap. 12; 15; 17; 22) son las bases teológicas del
evangelio de la prosperidad. Es bueno que los teólogos de la prosperidad
reconozcan que gran parte de las Escrituras son un registro del cumplimiento
del pacto con Abraham, pero es malo que no mantengan una visión ortodoxa de
este pacto. Ven de forma incorrecta el inicio del pacto, y, más
significativamente, ven incorrectamente la aplicación de dicho pacto.
En su libro “Spreading the Flame” (Esparciendo la
llama), Edward Pousson expuso la visión de la prosperidad sobre la aplicación
del pacto Abrahámico: “Los cristianos son los hijos espirituales de
Abraham, y los herederos de las bendiciones de la fe… Esta herencia de Abraham
se desarrolla principalmente en términos de derechos materiales”. En otras
palabras, el evangelio de la prosperidad enseña que el propósito principal del
pacto con Abraham era su bendición material por parte de Dios. Como ahora los
creyentes son hijos espirituales de Abraham, hemos heredado esas bendiciones
financieras. Como Kenneth Copeland escribió en su libro de 1974 “The Laws of
Prosperity” (Las leyes de la prosperidad):”Como el pacto de Dios ha sido
establecido, y la prosperidad es una provisión de este pacto, ¡usted tiene que
tomar conciencia de que la prosperidad ahora le pertenece!”.
Para apoyar esta afirmación, los maestros de la
prosperidad apelan a Gálatas 3:14, que se refiere a “la bendición de Abraham que viene sobre los gentiles
en Cristo Jesús”. Es interesante, sin embargo, que en sus apelaciones
a Gálatas 3:14 estos maestros no toman en cuenta la segunda mitad del
versículo: “para que recibiéramos la promesa del Espíritu mediante la
fe”.
Claramente, Pablo está recordando a los Gálatas las
bendiciones espirituales de la salvación, no la bendición material de las
riquezas.
2. La expiación de Jesús se extiende
hasta el “pecado” de la pobreza material
En su artículo en Biblioteca Sacra “A
Theological Evaluation of the Prosperity Góspel” (Una valoración teológica del
evangelio de la prosperidad), el teólogo Ken Sarles observa cómo el evangelio
de la prosperidad reclama que “tanto la salud física como la
prosperidad financiera, han sido provistas en la expiación”. Esta
observación parece ser acertada a la luz de la afirmación de Copeland de
que “el principio básico de la vida cristiana es saber que Dios ha
puesto nuestro pecado, malestar, enfermedad, tristeza, angustia y pobreza sobre
Jesús en el Calvario”. Este mal entendimiento del alcance de la
expiación surge de dos errores que cometen los defensores del evangelio de la
prosperidad.
En primer lugar, muchos de los que defienden la teología de la
prosperidad tienen un concepto erróneo fundamental sobre la vida de Jesús. Por
ejemplo, el profesor John Avanzini proclamó en un programa de televisión que
Jesús tenía “una casa bonita”, “una casa grande,” “Jesús estaba manejando
grandes cantidades de dinero”, e incluso que “llevaba ropa de diseñador”. Es
fácil ver cómo esa visión deformada de la vida de Cristo podría llevar a
un error igualmente deformado sobre la muerte de Cristo. El mismo Señor exclamo
en una oportunidad, Mateo 8:20; Luc
9:58; Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del
cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.
Comentario
teológico Bíblico. ¿Por qué, cómo es posible eso que el Señor no tuviera bienes? Sin
embargo el Señor Jesús eso es lo que contestó. No tenía a dónde ni en dónde
recostar su cabeza. No tenía un lugar propio. No tenía una almohada propia. El
resto de la creación tienen nidos y guaridas pero él no tenía. El Señor Jesús,
era pobre. Su situación era bien humilde. Digo que es una tragedia porque el
Señor Jesús no es cualquier presidente, o líder. Es el Rey de reyes, el Señor
de señores, es el Creador y sustentador del universo. Más aprendemos del
carácter del Señor: el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios
como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de
siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se
humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” (Filipenses 2:6-8)
Un segundo error que conduce a una visión
errónea de la expiación es malinterpretar 2 Corintios
8:9, que dice: “Porque conocen la
gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, sin embargo por amor a
ustedes se hizo pobre, para que por medio de Su pobreza ustedes llegaran a ser
ricos”. Aunque una lectura superficial de este versículo podría
llevarnos a creer que Pablo estaba enseñando sobre un aumento en la riqueza
material, la lectura en su contexto revela que, de hecho, estaba enseñando el
principio opuesto.
En realidad, Pablo estaba enseñando a los corintios
que ya que Cristo realizó tanto por ellos a través de la expiación, deberían
vaciarse de sus riquezas en el servicio del Salvador. Esta es la razón de que,
solo cinco versículos más tarde, Pablo inste a los corintios a dar sus riquezas
por los hermanos necesitados, escribiendo: “En el momento actual la
abundancia de ustedes suple la necesidad de ellos”, 2 Corintios
8:14.
3. Los cristianos dan para ganar una
compensación material de Dios
Una de las características más llamativas de los
teólogos de la prosperidad es su aparente fijación con el dar. Se nos insta a
dar generosamente y se nos confronta con declaraciones piadosas como: “La
verdadera prosperidad es la capacidad de utilizar el poder de Dios para
satisfacer las necesidades de la humanidad en cualquier ámbito de la vida”, y “Hemos
sido llamados para financiar el evangelio al mundo”. Mientras que tales
declaraciones pueden parecer loables, este énfasis en el ofrendar se basa en
motivos que son todo menos filantrópico. La fuerza que impulsa esta enseñanza
sobre el dar es a lo que el maestro de la prosperidad Robert Tilton se refirió
como “Ley de la compensación”. De acuerdo con esta ley, supuestamente basada
en Marcos 10:30, los cristianos deben dar generosamente
a los demás, porque cuando lo hacen, Dios les devuelve más a cambio. Esto, a su
vez, conduce a un ciclo de cada vez mayor prosperidad, que nunca se detiene.
Como Gloria Copeland expuso en su libró de 2012 “God’s
Will is Prosperity” (La voluntad de Dios es la prosperidad): “Si
da 10 dólares recibirá 1.000, si da 1.000 recibirá 100.000… En
resumen, Marcos 10:30 es un muy buen negocio”. Es evidente, por
tanto, que la doctrina del dar del evangelio de la prosperidad, está construida
sobre motivos deficientes. Mientras que Jesús enseñó a sus discípulos a “dar
sin esperar nada a cambio” El buen Samaritano. Lucas 10:35; Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le
dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. Los teólogos de
la prosperidad enseñan a sus discípulos a dar porque conseguirán un gran
retorno de inversión.
4. La fe es una fuerza espiritual
autogenerada que conduce a la prosperidad
Mientras que el cristianismo ortodoxo (Fiel,
Leal), entiende la fe como la confianza en la persona de Jesucristo, los
maestros de la prosperidad defienden algo bastante diferente. “La fe es
una fuerza espiritual, una energía espiritual, un poder espiritual. Es esta
fuerza de la fe la que hace que las leyes del mundo espiritual funcionen”,
escribe Kenneth Copeland (Copland) “Hay ciertas leyes que
gobiernan la prosperidad revelada en la Palabra de Dios.
La fe hace que funcionen”. Obviamente, este es
un entendimiento erróneo de la fe. Quizás incluso herético.
Según la teología de la prosperidad, la fe no es un
acto de la voluntad dado por Dios y centrado en Dios. Más bien, es una fuerza
espiritual forjada en lo humano y dirigida a Dios. Desde luego, cualquier
teología que vea la fe principalmente como un medio para obtener beneficios
materiales en lugar de justificación ante Dios debe ser, en el mejor de los
casos, considerada inadecuada.
Comentario Teológico Bíblico. Heb. 11:1; ¿Qué es la
Fe?: Es,
pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción (Seguridad), de
lo que no se ve. El cristiano no debe vivir por vista sino por fe. 2 Cor 5:7; (porque
por fe andamos, no por vista). Esta
famosa frase en realidad comienza con la palabra «porque» que significa «ya
que, desde entonces.» El verso está conectado al verso 6: «Por lo tanto estamos
confiados siempre y sabemos que mientras estamos en el cuerpo, estamos ausentes
del Señor, porque (porque, desde entonces) caminamos (vivimos) por fe, no por
vista «. En su lugar deberíamos «confiar en Dios.»
5. La oración es una herramienta para
forzar a Dios a que conceda prosperidad
Los predicadores del evangelio de la prosperidad hacen
notar a menudo que “no tenemos porque no pedimos” (Santiago 4:2). Nos animan a orar por el éxito personal en todas las áreas de la vida.
Como escribe Creflo Dollar, “Cuando oramos, creyendo que ya hemos
recibido lo que estamos orando, Dios no tiene más remedio que hacer que
nuestras oraciones se cumplan… Es una clave para conseguir resultados como
cristiano”.
Stg. 4 versos 2 al 6; Codiciáis, y no tenéis; matáis y
ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo
que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar
en vuestros deleites.
¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
Las oraciones pidiendo bendición personal no son
inherentemente malas, pero el excesivo énfasis que hace el evangelio de la
prosperidad sobre el hombre convierte a la oración en una herramienta que
los creyentes pueden utilizar para forzar a Dios a concederles sus deseos. En
la teología de la prosperidad, es el hombre (y no Dios) el que se convierte en
el punto central de la oración. Curiosamente, los predicadores de la
prosperidad a menudo ignoran la segunda mitad de la enseñanza de Santiago sobre
la oración: “Piden y no reciben, porque piden con malos propósitos,
para gastarlo en sus placeres” (Santiago 4:3). Dios no responde las peticiones egoístas que no honran su Nombre.
Ciertamente, todas nuestras peticiones deben ser
conocidas delante de Dios (Filipenses
4:6), pero el evangelio de la prosperidad se
centra demasiado en los deseos del hombre, que puede llevar a la gente a hacer
oraciones egoístas y superficiales que no traen gloria a Dios. Además, cuando
esto se combina con la doctrina de la fe de la prosperidad, esta enseñanza
puede llevar a la gente a intentar manipular a Dios para conseguir lo que
quieren, lo cual es una tarea inútil. Esto está muy lejos de orar diciendo:
“Hágase tu voluntad”.
Subdivisión
Falso evangelio
A la luz de las Sagradas Escrituras, el evangelio de
la prosperidad es fundamentalmente erróneo. En el fondo, se trata de un
evangelio falso debido a su defectuosa visión de la relación entre Dios y el
hombre. En pocas palabras, si el evangelio de la prosperidad es verdad, la
gracia es algo obsoleto, Dios es irrelevante, (Ilustre, Insigne, Notable),
y el hombre es la medida de todas las cosas. Ya sea que estemos hablando del
pacto con Abraham, de la expiación, del dar, de la fe, o de la oración, los
maestros de la prosperidad convierten la relación entre Dios y el hombre en una
transacción de dar y recibir. Como James Goff señaló en un artículo de 1990
para Christianity Today, Dios se ve “reducido a una especie de
'mayordomo cósmico' que atiende las necesidades y deseos de su creación”.
Este es un punto de vista completamente inadecuado y anti
bíblico de la relación entre Dios y el hombre.
Conclusión
Muchos predicadores populares siempre centran su mensaje en buscar
a Dios con base a tener dinero, riquezas y éxito
en lo material. El evangelio de ellos, siempre se centra en el “yo”,
mientras que la
Biblia enseña a centrar
nuestras vidas en Dios, y porque Él es Dios debemos buscarle con base a la
misericordia que ha tenido con nosotros, Su amor, Su fidelidad, Su justicia, Su
carácter y no un capricho materialista. Nosotros le debemos mucho, es cierto,
pues el Señor, por Su sacrificio en la cruz nos perdonó nuestros pecados, nos
transformó, y por el solo amor con que nos amó, nos hizo hijos de Dios el
Padre, aun cuando éramos sus enemigos. Ese es el único fundamento del cristiano
para servir a Dios.
· “En Hageo 2:8 leemos que la plata y el oro son del Señor e Isaías 55:5
profetiza que por Su causa las gentes correrán a ti. La enseñanza que
descubrimos en estos dos pasajes es poderosa. Dios, dueño del oro y la plata,
es la causa de que te sigan, porque atrae magnéticamente lo que le pertenece.
Entonces, al estar lleno del Señor, al levantarlo como tu prioridad, recibirás
lo que es Suyo. Así que Él te da el poder de hacer las riquezas porque activa
un magnetismo que atrae todo lo bueno.
· Hónrale y dale la prioridad para que atraiga a tus manos lo que le
pertenece. Si ves la empresa como tuya, estás utilizando a Dios para
levantarte, pero si le entregas esa empresa y la utilizas para levantar Su
nombre y Su Reino, Él vivirá allí y atraerá lo que le pertenece, es decir, el
oro y la plata. Dios es quien le da favor a la empresa que has creado para Su
honra”.
Es cierto que debemos
poner nuestra confianza en Dios en todo lo que hacemos, pero cuando esa
confianza en Él se basa en el éxito
material y no en la gratitud por lo que Él es y ya ha hecho, entonces estamos
en un grave error. Sin embargo, ellos y muchos otros predicadores llenan sus
iglesias enseñando sutilmente la falsa enseñanza materialista, “Busca a Dios y
te dará riquezas económicas”, que por cierto, es lo que la gente quiere
escuchar, prácticamente tratando de dar a entender que Dios es el genio de la lámpara mágica.
Por lo demás, los
versículos que ellos citan no tienen nada que ver con lo que realmente dicen:
Isaías 55:3-5 hace una clara referencia al pacto hecho por
Dios a David, en el cual Dios promete que el reinado de su descendencia será
eterno (Salmo 89); esto se cumplirá con Cristo (quien pertenece
al linaje de David) pues vendrá con poder y gloria a reinar eternamente, “...
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?” (Hebreos 1:13). Isaías 55 no está enseñando que los cristianos van a ser admirados ni elogiados
como lo fue David (Salmo 89:27) y mucho menos por sus riquezas materiales (como pretende enseñar esta teología).
Más bien, Dios nos advierte que seremos rechazados por el mundo a causa de
Cristo y Su evangelio (Mateo 10:22).
Por otro lado, el
que Hageo 2:8 enseñe que Dios es el dueño de la plata y el oro, no implica que sus
hijos tengan que ser millonarios ni mucho menos el hecho de estar llenos del
Espíritu Santo hará que las riquezas materiales vendrán al creyente como una
especie de “magnetismo” como enseñan ellos Si esto fuera así, entonces Pablo no
exclamaría: “Hasta este mismo momento padecemos hambre y tenemos sed, vestimos
harapos, y somos golpeados, y deambulamos de sitio en sitio; 12 nos
fatigamos trabajando con nuestras propias manos; siendo maldecidos, bendecimos;
siendo perseguidos, soportamos; 13 siendo difamados,
consolamos. Hasta ahora hemos llegado a ser como la escoria del mundo, el
desperdicio de todos” (1ª Corintios
4:11-13).
Dios quiere que le
amemos y le busquemos y le alabemos con base a que Él es Dios, porque ha tenido
misericordia de nosotros y porque es Justo, Santo, Bueno y Fiel.
La Biblia no enseña
que le alabemos motivados por bienes materiales o para que nos haga ricos.
Las siguientes citas
prueban que toda la alabanza gira en torno a Él y no a nosotros o a algún
interés material que busquemos para nuestro beneficio o el de
"otros".
· 1ª Crónicas 29:11: "¡Tuya, oh
Jehová, es la grandeza y el poder, y la gloria, y la victoria y el honor;
porque todo cuanto existe en los cielos y en la tierra tuyo es! ¡Tuyo, oh
Jehová, es el reino, que se eleva por cabeza de todo!".
·
Romanos 12:1: "Así que,
hermanos, os exhorto por la gran misericordia de Dios que presentéis vuestros
cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio
racional".
·
Romanos 15:8-11: "Porque os digo
que el Mesías llegó a ser ministro de la circuncisión en favor de la verdad de
Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, 9 y
para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está
escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, Y cantaré a tu
nombre. 10 Y otra vez dice: Alegraos, gentiles, con su
pueblo. 11 Y otra vez: Alabad al Señor, todos los
gentiles, Y exaltadlo pueblos todos".
· 1ª Juan 4:9-10: "En esto fue
manifestado el amor de Dios en nosotros: En que Dios envió al mundo a su Hijo
unigénito, para que vivamos por medio de Él. 10En esto está el
amor: No en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y envió a
su Hijo como propiciación por nuestros pecados".
El amor sincero a Dios
basado en Él, siempre nos va a llevar a la santificación y así al gozo y la
paz, y felicidad pues este es el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). El materialismo no
hace la felicidad.
· 1ª Timoteo 6:8-9-10: "así que,
teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto, pues los que quieren
ser ricos caen en tentación y trampa y en muchas codicias insensatas y dañinas,
las cuales hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de
todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos se
descarriaron de la fe, y se traspasaron a sí mismos con muchos dolores".
