Se puede Pactar con Dios





Se puede Pactar con Dios



   Autor
   Teólogo: Cruz Monasterio



Tema: Se puede Pactar con Dios
Texto: Gal cap. 3 verso 5; "Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida ni le añade."
Introducción

¿Qué significa la palabra pacto en la Biblia?

Definición de pactoPacto, del latín pactum, es un acuerdo, alianza, trato o compromiso cuyos involucrados aceptan respetar aquello que estipulan. El pacto establece un compromiso y fija la fidelidad hacia los términos acordados o hacia una declaración; por lo tanto, obliga al cumplimiento de ciertas pautas.

El Pacto: Es un contrato o acuerdo entre dos o más partes. Pero el Pacto entre Dios y el género humano es la modalidad a través de la cual Dios ha escogido comunicarse con nosotros, redimirnos y garantizarnos vida eterna en Cristo Jesús. Estas verdades reveladas en la Biblia son la base del cristianismo. La Biblia es el documento del Pacto. El Antiguo y el Nuevo Testamento son en realidad los Pactos Antiguo y Nuevo si tomamos en cuenta que la palabra Testamento proviene del vocablo latino que significa Pacto.
Existe un patrón con respecto a los Pactos contenidos en la Biblia. Básicamente tal patrón o modelo es la parte que toma la iniciativa y que no se describe a sí misma y lo que ha hecho. Luego hay una lista de obligaciones mutuas entre las distintas partes que intervienen en el Pacto. A continuación está la parte que trata de las recompensas y los castigos que se relacionan con el cumplimiento o el quebrantamiento del Pacto.
La idea de Pacto podría expresarse como que Dios habla a su pueblo y le dice: Si me amas y lo demuestras guardando mis preceptos, yo seré tu Dios y tú serás mi Pueblo consagrado y mi propiedad personal; todas mis bendiciones estarán sobre ti. Pero si me abandonas, tendrás que experimentar qué duro es dejar a tu Dios.

División
El Pacto es cómo Dios decidió inicialmente tratar con la humanidad, y esto lo sabemos a partir del estudio del Pacto Eterno mencionado en Hebreos 13:20, donde dice: "Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno.". En este Pacto, Dios Padre y el Hijo realizaron un acuerdo concerniente a los elegidos. Este pacto fue establecido antes de que el Universo fuera creado, y consistía en que el Padre prometió traer al Hijo a todos cuantos el Padre lo diera. El Apóstol Juan nos lo dice con claridad: "Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo para que contemplen mi gloria, la que me has dado porque me has amado antes de la creación del mundo" (Jn 17:24).
El Pacto Eterno: Lleva entonces al Pacto de la Gracia. Mientras que el Pacto Eterno fue hecho entre el Padre y el Hijo, el Pacto de Gracia es establecido entre Dios y el hombre. Este último Pacto es aquel en que Dios le promete al hombre la salvación eterna sobre la base del sacrificio de Jesucristo en la cruz. Tal Pacto se manifiesta en nuestro mundo en una sucesión de Pactos adicionales que Dios hizo con los seres humanos.
El Pacto de Dios: La Primera Promesa de Gracia
En Gen. 3.15; vemos que inmediatamente después del pecado del hombre, e incluso antes de pronunciar la maldición en su contra, el Señor hace la primera promesa de gracia y salvación a la humanidad, y todo el resto de la Biblia nos relatará cómo esa promesa se cumple en Cristo.
La Revelación del Pacto de la Gracia: Descendencia espiritual, promesas y bendiciones espirituales
Pacto de la Circuncisión establecido: Descendencia terrenal, promesas y bendiciones terrenales.
El correcto entendimiento del pacto Abrahámico es fundamental para la comprensión de la revelación bíblica en general. En ese sentido, es crucial tener claro que en este pacto hay dos dimensiones dentro del mismo arreglo de Dios con Abraham:
1) La revelación de las promesas y bendiciones del pacto de gracia, que serían cumplidas y consumadas por la obra de Cristo, la simiente en la cual serían benditas todas las naciones. Esta dimensión es unilateral, incondicional y apunta hacia esa obra definitiva y final de Cristo, cuando mediante el derramamiento de su sangre establece formalmente el Nuevo Pacto, conforme a Heb. 9:15-18 (que propiamente puede ser llamado "Pacto de Gracia").
2) El establecimiento del pacto de la circuncisión, en Gen. 17:1,9-14 (así denominado por Esteban en Hec. 7:5-8). A diferencia de las otras ocasiones en que Dios se reveló a Abraham, en esta oportunidad el Señor cambia el lenguaje de incondicional a condicional. Por primera vez se refiere a lo que Abraham y su descendencia deben hacer, y exige obediencia de su parte para mantenerse en el pacto. Por primera vez se habla de la posibilidad de ser "cortado" del pacto (v. 14). En ese sentido, este pacto es una dimensión distinta de las promesas que el Señor había venido revelando a Abraham, y es la introducción al pacto con Moisés en el cual se daría la ley y que consiste en un pacto de obras, condicional, donde se debe obediencia para mantenerse en el pacto y disfrutar de las bendiciones del mismo. Por esa razón, luego en la Escritura se relaciona la circuncisión con ese pacto del Sinaí. Gál. 5:3;Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley.” Así, el pacto de la circuncisión contiene principalmente promesas terrenales y temporales, de carácter condicional, y está dirigido a una simiente también terrenal y temporal; mientras que la revelación del pacto de gracia se refiere a promesas espirituales y eternas, y apunta a una simiente también espiritual y definitiva: Cristo y quienes están en Él por la fe.
 Los Pactos
A continuación nombraremos algunos de los Pactos bíblicos:
El Pacto Adámico (Adán)
"Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida." (Génesis 3:15-17)
El Pacto Adámico fue el primer Pacto que Dios hizo con el hombre. Fue un pacto condicional con Adán en el cual la vida y bendición o la muerte y maldición dependían de la fidelidad de Adán hacia Dios. Incluía el dar a Adán la responsabilidad de ser el padre de la raza humana, sojuzgar la tierra, tener dominio sobre los animales, cuidar las cosechas y no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal.
El Pacto Noémico (Noé)
"Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos: Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra. Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes. Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne. Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, con toda carne que hay sobre la tierra.” (Gen 9:12-16)
Este pacto fue hecho con Noé y sus hijos y, mientras se repite algunos rasgos del Pacto Adámico, introdujo algunos principios nuevos de gobierno humano como un medio para frenar el pecado.
El Pacto con Noé incluía la profecía concerniente a los descendientes de sus tres hijos, y designaba a Sem como el único de quien vendría la línea divina que seguiría hasta la llegada del mesías. El dominio de las naciones gentiles en la historia del mundo está implicado en la profecía concerniente a Jafet (Génesis 9:25-27). Así como el Pacto Adámico introdujo la dispensación de la conciencia, así el Pacto Noémico introdujo la dispensación del gobierno humano.
El Pacto Abrahámico (Abraham)
"Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: He aquí mí pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos." (Génesis 17:1-8)
El primero de los Pactos hechos por Dios con la nación de Israel fue el Pacto Abrahámico, del que abundan referencias en la Biblia. Este Pacto tiene una importante influencia sobre la doctrina de la Salvación por Jesucristo. Pablo de Tarso, escribiendo a los gálatas dice que los creyentes entran en las bendiciones prometidas a Abraham (Gálatas 3:8-9). Puede decirse que el Pacto Abrahámico es la base de los demás Pactos con el pueblo de Israel. Las promesas de tierra de este Pacto con Abraham se desarrollan en el Pacto Mesiánico, las promesas acerca de la simiente se desarrollan en el Pacto Davídico, y las promesas de bendiciones se desarrollan en el Nuevo Pacto.
El Pacto Abrahámico es una de las grandes revelaciones de Dios concernientes a la historia futura, y en él fueron dadas profundas promesas a lo largo de tres líneas. Primero, fueron dadas promesas a Abraham de que él tendría gran descendencia (Génesis 17:16), que tendría mucha bendición personal (Génesis 13:14-15, 17 y 24:35), que su nombre sería grande (Génesis 12:2) y que él personalmente sería una bendición (Génesis 12:2).
El Pacto con Abraham, como el Adámico y el de Noé, es incondicional. Mientras que cualquier generación particular de Israel podía disfrutar de sus provisiones del Pacto con tan solo ser obedientes, también podían ser guiados hacia la cautividad si eran desobedientes.
El Pacto Mosaico o Sinaítico (Moisés) (Éxodo 34:10-27)
El Pacto Mosaico fue dado a través de Moisés para los hijos de Israel mientras estaban viajando desde Egipto hacia la Tierra Prometida (Éxodo 20:1-18). En Éxodo, y ampliado en muchas otras partes de la Sagrada Escritura, Dios le dio a Moisés la Ley que serviría para ordenar su relación con el pueblo de Israel. Todos los Mandamientos están clasificados en tres divisiones principales:
La Ley Mosaica era un Pacto condicional e incorporaba el principio de que si Israel era obediente, Dios les bendeciría. Pero si Israel era desobediente, Dios les maldeciría y les disciplinaria. Aunque ya se había anticipado que Israel fracasaría, Dios prometió que Él no abandonaría a su pueblo (Jeremías 30:11). El Pacto Mosaico también fue temporal y finalizaria en la cruz de Cristo. Aunque contenía elementos de gracia, era básicamente un Pacto de obras.
El Pacto Davídico (David)  En las promesas del Pacto Davídico hecho entre Dios y David, Él amplía y confirma las promesas de la descendencia que ya les había hecho a Abraham y a Moisés. El Pacto Davídico era un Pacto incondicional en el cual Dios prometió a David un linaje real sin fin, un trono y un reino, todo ello para siempre. En la declaración de este Pacto Dios se reserva el derecho de interrumpir el reinado de los hijos de David si era necesario el castigo (2ª. Samuel 7:14-15), pero la perpetuidad del Pacto no podía ser quebrantada.
Desde el día en que el Pacto fue establecido y confirmado por Dios hasta el nacimiento de Jesús, a David nunca le faltó un hijo que se sentase en el trono de Israel (Jeremías 33:21). Y Cristo, el eterno Hijo de Dios y descendiente de David, completa el cumplimiento de la promesa hecha a David de que un hijo se sentaría en ese trono para siempre.
El Pacto Davídico contiene los siguientes puntos:
·         a) David habría de tener un hijo, quien le sucedería a él y consolidaría su reino.
·         b) Este hijo, Salomón, construiría el Templo de Jerusalén.
·         c) El trono de su reino sería establecido para siempre.
·         d) El trono no le sería quitado, aunque sus pecados justificaran el castigo.
·         e) La casa, el trono y el reino de David serían establecidos para siempre.
 (2ª. Samuel 7:8-16)
El Nuevo Pacto o Pacto de Gracia. “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.”  (Jeremías 31:31-34)
El último de los grandes Pactos concertados por Dios es el Nuevo Pacto, llamado también Pacto de Gracia. Es un pacto hecho "con la Casa de Israel y la Casa de Judá" (Jeremías 31:31). Es un nuevo Pacto, en contraste con el Pacto Mosaico, el cual fue roto por Israel (Jeremías 31:32).
El Nuevo Pacto garantiza todo lo que Dios se propone hacer para las personas creyentes por medio de la Sangre de su Hijo Jesús. El acto de creer no es una parte del Pacto, sino la base sobre la cual el creyente es admitido para disfrutar de las bendiciones eternas que el Pacto ofrece. El Nuevo Pacto no es hecho con los no redimidos, sino con los que creen en Dios, y promete que en favor de ellos estará la fidelidad del propio Dios. Y toda otra promesa semejante a ésta, relacionada con el poder que Dios manifiesta en la salvación y cuidado de los suyos, es parte de este Nuevo Pacto de Gracia.
Subdivisión
Últimamente se han visto  en las iglesias que los pastores y evangelistas, invitan al pueblo a pactar con Dios, siendo el dinero el principal invitado a ese pacto. Algunos por ignorancia, teniendo diplomas y estudios centrados en teología, actúan sin escudriñar más allá, Muchos incitan a pactar a su congregación, por lo que les enseñaron  y jamás se dedicaron a confrontar o estudiar más afondo, y otros que cuando son invitados a predicar a los templos, se esfuerzan incitando a  la congregación a pactar, pues reciben una gratificación de lo que se recibe del pacto que realizan los hermanos de la congregación.

Es de sorprenderse cuando vemos a un “Cristiano” protestante o evangélico realizar las mismas prácticas católicas, (La venta de Indulgencias: Prácticas que fueron abolidas, para no seguir idolatrando el dinero, ofreciendo a Dios, todo tipo de ofrendas a cambio sacar el alma del difunto del purgatorio),  e incluso se ha escuchado decirle al Señor: Si me das mi casa, un carro, esposa (so), te prometo que predicare el evangelio. (Se te olvido que tienes un mandato: En Marcos cap. 16 verso 15; “Id por todo el Mundo y predicad el Evangelio a toda criatura”). En el 98% de los casos, los predicadores te piden que pactes, sino, no serás bendecido.  ¿Qué significa eso que seré un miserable porque no tengo dinero? ¿Que no tendré la bendición de Dios? Es impresionante cuando llaman a pactar, la cantidad de hermanos que se levantan y compran el favor de Dios como si fuera una baratija del viernes negro de noviembre. Te pregunto… Si tu no cumples con tu parte del pacto con Dios, Tu y Yo sabemos que tendrás que enfrentarte o dar cuentas a Dios.
¿Ahora bien y si a Dios no le complace tu comportamiento o no quiere aceptar Tú pacto, que harás? ¿Demandaras a Dios en los tribunales, lo castigaras, lo vas a reprender? Imagino que estarás pensando, Dios nunca falla. Permíteme decirte que es cierto no falla, pero ten en cuenta esto;  Dios le prometió a su pueblo la tierra prometida, pero Dios no permitió que entraran debido a su comportamiento, y cumplió su pacto con la nueva generación, no con ellos. Incluso Moisés perdió la paciencia y golpeo la roca  con su vara para que saliera agua, pero no como Dios lo había indicado (Desobediencia) tan solo por eso no entro a la tierra prometida.  Ahora bien te pregunto nuevamente. ¿Tu pactaste con Dios, acaso el está de acuerdo? ¿El dijo que si? ¿Te has sentado a pensar tan solo en ese detalle?  Mas sencillo, El 99.9 % de los pactos que se realizan en pocos templos son con dinero. Pregúntate esto, .Que le tengo que ofrecer, si todo es de Él. Más sencillo aun; Piensa esto, estas negociando con Dios, ¿Si tú me das esto yo te doy lo otro? Se te olvida que Él es Dios, ¿Como pecadores humanos, como podemos pararnos frente a El de Tu a tu y pactar?  ¿Crees que tienes los mismos derechos que El?  

Entiendo que es difícil tener que romper con este tipo de prácticas Herejes. más aun cuando,  la presión de grupos eclesiásticos te machacan todos los días lo mismo. Pero si rompiste con la carne y dejaste el viejo hombre para ser nueva criatura al aceptar a Cristo, este obstáculo debe ser una barra de mantequilla. Hermano, edúcate claro está en la Palabra del Señor, acuérdate que está escrito en Jeremías cap. 17 verso 5; “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.”   Y un poco más adelante dice en Oseas cap. 4 verso 6; “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.” Las herramientas las tienes en tu Biblia, simplemente léela.

 Conclusión

¿Podemos como creyentes agregar algo más al pacto ya hecho por Dios?

Tenemos que recordar que el pacto “obliga” a las dos partes, ¿podemos obligar a Dios a cumplir con un pacto hecho por nosotros? Dios ya ha hecho su pacto en la cruz y sellado con la sangre de Jesús el cual es perfecto, donde ha incluido más de lo que uno como hombre puede comprender, ¡toda bendición en los lugares celestiales! Cuando uno dice haré un pacto con Dios, por ejemplo, daré “X” dinero para que Dios me dé mi casa, Dios podría  decirnos: “no es necesario pactar nada más, lee la Palabra y encontrarás que si tu cumples lo que yo ya he establecido en Mi Pacto, como la obediencia radical, yo te daré más que una casa, un marido(a) o auto”.

Ahora ¿de dónde vienen estos pactos? ¿Cuál es el dios de este pacto… o mejor dicho cual  es el principado que está fomentando en los falsos  apóstoles estos pactos? Mira lo que nos cuenta la Palabra sobre esto: veamos cual es el verdadero dios de pactos. Los paganos tenían a un dios de pactos del cual ellos le hacían todo tipo de ofrendas sean incluyendo sacrificios de sus propios hijos, y todo tipo de ofrendas materiales y económicas con  plata y  oro.  Lo más revelador de este dios y su gran engaño es que Satanás lo hizo pasar como un dios muy parecido al verdadero Dios “El Eterno” este falso dios Baal
Berit engaño  muchos judíos piadosos, y  ahora este mismo dios sigue engañando a la iglesia actual con la influencia profética y apostólica.

Pero aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse yendo tras los baales, y escogieron por dios a Baal-berit, el cual es un dios pagano. Escogieron al dios o señor, marido de pactos…Baal significa= señor, o marido. Berit significa = Pacto. Es muy revelador saber que este “dios  Baal Berit”  el Señor Jesús lo desenmascaro como el dios Mamon. Mateo 6:24: Ninguno puede Servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis Servir a Dios y a las riquezas.

El apóstol pablo también desenmascaro a este falso dios del pacto Baal berit  y alerto a su hijo en la fe Timoteo y a toda la congregación de no caer en la garras de este dios del dinero. 1 de Timoteo 6:5 al 12; Disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Así que cuando escuches decir que pactes con Dios, con el que estás pactando es con, Baal berit y no con el Dios Viviente. Pero cuando veas y oigas que el apóstol  o profeta te quiera hacer pactar con dinero y con tus bienes  ¡¡salga huyendo de esa iglesia!! Y búsquese una que predique la sana doctrina y que su dios no sea “Baal Berit” el  “señor del pacto  y del dinero” No trates de comprar el favor de Dios. No te dejes engañar, o mejor dicho robar por gente ignorante o mal intencionada.






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