La fe y el amor de Dios

Autor
Teólogo: Cruz Monasterio
Tema: La fe y el Amor de Dios
Texto: *Jn 12:37-38; “Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?”*
Introducción
Queridos hermanos(as) y amigos, la fe y el amor de Dios manifestado a favor de la humanidad: Sin la fe y el amor de Dios sembrados en el corazón del creyente, la predicación del Evangelio sería en sumo desalentadora, porque en la regla los resultados están alejados de las expectativas, no hay tantos convertidos como se quisiera.
Ante tal escenario los creyentes no debemos desanimarnos de seguir testificando de nuestro Señor Jesucristo, porque sabemos que la mayoría de las personas siguen siendo incrédulas a pesar de tener a ojos vista las maravillas de Dios. *Rom 1:18 al 21; “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.”*
El pasaje hace referencia específica a la tenaz incredulidad de los judíos, pero se puede extrapolar al también persistente rechazo de los gentiles hacia las cosas de Dios, con la gran diferencia de que unos representan al pueblo escogido de Dios y los otros son un pueblo que no es pueblo (en términos de los judíos).
¿Cómo era posible que el mismo pueblo escogido de Dios se niegue a creer en Jesucristo? Tan sorprendente como pueda parecer, pero no debiera causarnos tanta sorpresa, pues desde tiempos antiguos los profetas anunciaban lo bueno de Dios, y pocos les creían, de esa manera los profetas terminaban denunciando a los israelitas que no querían escuchar y menos creer en los mensajes enviados por Dios. *Zac 7:8 al 14; “Y vino palabra de Jehová a Zacarías, diciendo:
Así habló Jehová de los ejércitos, diciendo: Juzgad conforme a la verdad, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano; no oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano. Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír; y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos. Y aconteció que así como él clamó, y no escucharon, también ellos clamaron, y yo no escuché, dice Jehová de los ejércitos; sino que los esparcí con torbellino por todas las naciones que ellos no conocían, y la tierra fue desolada tras ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues convirtieron en desierto la tierra deseable.”*
Análisis Teológico Bíblico. Muchos profetas fueron asesinados por el pueblo de Dios. Mateo lo ratifica en su Evangelio: *Mat 23:29 al 39; “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas. Así que dais testimonio contra vosotros mismos, de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas. ¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres! ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escapareis de la condenación del infierno? Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos matareis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.”* *Mal 3:1; “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.”*
Existen muchos ejemplos en el Antiguo Testamento de cómo Dios castigaba a su pueblo escogido por su incredulidad o por su idolatría, entre otras cosas permitió que ejércitos enemigos los atacaran, los afligió con plagas y no dudó en enviarlos cautivos al exilio. *Isa 6:9-10; “Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.”*
Análisis Bíblico Básico. El profeta Isaías estaba desanimado porque el pueblo no quería creer en su mensaje y adujo (ósea, alegó) la tenaz incredulidad a que los ojos de su audiencia estaban cegados y su corazón endurecido, para que no viesen con los ojos y no entendiesen con el corazón. Me imagino la escena donde Isaías clama a Dios para decirle: Señor nada de lo que les digo les llega, sería más productivo hablarle a un muro, pero eso no es lo peor, porque parece que mis palabras generan todo lo contrario de lo que deseo.
Esa misma frustración viven en estos días quienes son portadores del Evangelio. Es desalentador cuando después de haber trasmitido el mensaje de la Palabra, la gente continúa con su vida como si no hubieran oído nada, permanecen insensibles al mensaje de Dios.
Esa condición de “letargo” (aturdimiento o insensibilidad) espiritual es debida a que todos estamos muertos en delitos y pecados, *Rom 3:9 al 18; “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; Su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; Quebranto y desventura hay en sus caminos; Y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos.”* Y Dios a través de su Espíritu trae a vida a quienes quiere llamar. *Efe 2:1; “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.”* Mientras no se obre regeneración (ósea el restablecimiento) espiritual, es decir que el espíritu del hombre sea llevado de muerte a vida, no existe la posibilidad de que la gente entienda y menos discierna la palabra de Dios.
Quienes entienden es por el poder de Dios obrado en su Palabra, pero como la comprensión es de carácter espiritual se requiere de un espíritu renacido, de otra forma resulta imposible creer genuinamente. Los pecadores son conducidos por el Espíritu Santo para conversión y arrepentimiento. Es solo obra de Dios. *Dan 12:3 y 10; “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán.”*
Por su condición caída el hombre natural de por sí no tiene la capacidad espiritual de comprender las cosas de Dios, por eso la Biblia dice que no tienen ojos para ver ni oídos para oír. Sin la intervención de Dios el hombre seguirá su camino guiándose por su propia justicia, pensando que lo está haciendo bien, incluso cuando rechaza a quienes en amor quieren guiarlo hacia Dios. *Pro 14:12; “Hay camino que al hombre le parece recto pero su fin es camino de muerte”*
La religión en los tiempos antiguos dominaba la vida de las personas, especialmente la del pueblo judío. En estos tiempos la cantidad de personas religiosas que piensan caminar con Dios es muy representativa. Esa religión pone al hombre como lo más elevado y es seguida por la motivación del amor al enaltecimiento del hombre, que es puesto en el centro de atención en vez de Dios.
Cuando el pecado no es reprendido como corresponde y el mundo se hace cómplice para suavizarlo, minimizando la dimensión de lo malo, resulta tremendamente ardua la tarea del evangelizador. Pero por el poder de Dios ni la ceguera ni la dureza del corazón, traducidas en incredulidad, pueden hacer fracasar su maravilloso plan.
Les deseo un día muy bendecido
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