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Estudio Bíblico
La Palabra de Dios nos Enseña a
Juzgar con justo juicio
Autor
Lic. Kali Duerto
Estudio Bíblico
Tema: La Palabra de Dios nos Enseña a
juzgar con justo juicio
Texto: "Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios." (1 Cor. 4:5).
Texto: "Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios." (1 Cor. 4:5).
Introducción
El apóstol Pablo nos habla en este estudio en diferentes cartas o epístolas; cuando o no juzgar según sea el caso: en romanos cap. 2:1 al 3, "Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas. También nos dice en 1 Corintios 4:5. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor.
Este es un tema muy controvercial: ¿Se debe Juzgar o no? El cristiano debe saber discernir
entre el juicio a los incrédulos cuando es mencionado en las Santas
Escrituras y el juicio al creyente, para ministrar Perdón, Corrección, Disciplina, amonestación, restauración y en extremo condenar al pecador Impenitente.
Muchas veces nos resulta bien fácil criticar y juzgar a los demás; y no pensamos que con esta acción ofendemos a Dios, pues Él nos ha mandado a que no juzguemos según las apariencias, sino juzgar con justo juicio.
Muchas veces nos resulta bien fácil criticar y juzgar a los demás; y no pensamos que con esta acción ofendemos a Dios, pues Él nos ha mandado a que no juzguemos según las apariencias, sino juzgar con justo juicio.
Lo peor
es que lo hacemos sin darnos cuenta que muchas veces nosotros estamos actuando
igual o peor a quienes juzgamos.
Ahora leamos lo nos dice el Espíritu Santo a través del apóstol Pablo en el libro a
los Romanos cap. 2; vr. 1-3, "Por lo cual eres
inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que
juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios
contra los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh
hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás
del juicio de Dios?"
¿Por qué no debemos juzgar? Porque Dios es especifico
nos insta a no hacerlo, porque, todos estamos destituidos de la Gloria de
Dios, porque como ya lo leímos en el texto anterior nos recuerda de que
somos inexcusable quienquiera que seamos.
Cuando dice que es inexcusable, quiere decir que no hay excusa para
decir que podemos hacerlo, porque no existe ninguna razón en el mundo para
mirarle la paja al ojo del otro sin mirar nuestra
propia viga.
1.-. Esto es lo que se refiere a cuando
juzgamos a un consiervo
<Porque cuando juzgamos a otro nos
condenamos a nosotros mismos.
2.-. Porque
todos estamos destituidos de la Gloria de Dios
Nos condenamos porque estamos
incumpliendo lo que Dios ordena. Porque cuando juzgamos hacemos lo mismo.
3.-. El Señor Jesucristo nos insta
a no mirarle la paja al otro
Porque al momento de juzgar, nosotros
estamos actuando igual o peor que la persona a quien estamos juzgando.
Jesucristo nos lo enseña bien claro. (Mat. 7:1-5).
Solo hay Uno que es capaz de juzgar
con justicia.
4.-. Porque solo Dios como Juez
justo nos pedirá cuenta de todo lo que hemos hecho
En el libro del profeta Jeremías cap. 11 verso 20 nos dice. “Pero, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas con justicia, que
escudriñas la mente y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque ante ti
he expuesto mi causa.”
5.-. ¿Por qué solo Dios es capaz de juzgar con justicia?
Porque Él puede escudriñar la mente y
el corazón, por lo tanto Él sabe bien lo que está pasando dentro de la persona,
y Él es, el único capaz de poder hacerlo porque lo hará con justicia, porque solo
Él es justo.
Solo Él puede conocer bien las
razones y causas de lo que el hombre hace.
6.-. Y si nos juzgan, el Señor es
nuestro vengador
Pero que está diciendo Jeremías
cuando dice: “Vea yo tu venganza de ellos; porque ante ti he expuesto mi
causa”. El deseo de venganza de Jeremías no era personal, sino ministerial, el
cual era conforme al propósito de Dios, que se lo había revelado a él; sus
enemigos lo eran suyos y de Dios. "Espera en Jehová, y espera en su camino, y él te exaltará para heredar la tierra; cuando sean destruidos los pecadores, lo veras." (Sal. 37:34). "Porque El me ha librado de toda angustia, y mis ojos han visto a mis enemigos derrotados." (Sal. 54:7). "Asegurado está su corazón; no temerá,
Hasta que vea en sus enemigos su deseo."(Sal. 112:8). "Jehová está conmigo entre los que me ayudan; por tanto, yo veré mi deseo en los que me aborrecen." (Sal. 118:7). Por lo tanto había una razón válida
para lo que estaba pidiendo Jeremías.
7.-. La
razón principal para no juzgar:
Porque así lo enseñó Jesucristo y lo
demuestra vívidamente: En el evangelio según Mateo cap. 7
versos 1-5, leemos: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el
juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será
medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas
de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame
sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca
primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del
ojo de tu hermano.”
¿Cuáles son estas razones?
1. No juzgar para que no seamos juzgados
2. Porque con el juicio con juzguemos seremos juzgados
3. Porque con la medida con que medimos seremos medidos
Cuando hay una razón todavía muy
poderosa:
4. Cuando estamos juzgando solo somos capaces de ver la
paja en el ojo ajeno y
5. No vemos la viga que está en nuestro propio ojo
Jesús nos hace ver algo que es
triste:
6. Que no somos capaces de decirle al
hermano déjame sacar la paja de tu ojo y no echamos de ver la viga que está en el
nuestro.
7. El Señor nos llama hipócritas porque llegamos al
extremo de no echar de ver las grandes faltas que nosotros cometemos (la viga
en nuestro propio ojo). Esto significa que cuando estamos juzgando a otro no
echamos de ver que nosotros estamos en peores condiciones, que nuestra falta es
aún peor.
El Señor nos da una recomendación:
8. Que antes de juzgar a otro nos analicemos y veamos
nuestras propias faltas y solo entonces podríamos ser capaces de ayudar al
hermano con sus pecados. Pero esto no quiere decir que juzguemos, sino que
hasta que estemos nosotros limpios de pecado podremos ayudar al hermano con sus
problemas. Jesús nos dio un precioso ejemplo,
que ni aún Él siendo Dios en la tierra juzgó a la mujer adúltera.
Tengamos muy encuenta estos dos ejemplos Bíblicos
1) Los dos deudores
Tengamos muy encuenta estos dos ejemplos Bíblicos
1) Los dos deudores
"Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas." (Mat. 18:23-35).
2) La Mujer sorprendida en el mismo acto de adulterio. Juan cap. 8 versos 1-11, "Y Jesús se fue al monte de los Olivos. Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. Entonces los escribas y los fariseos le llevaron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio; y en la ley, Moisés nos mandó apedrear a tales mujeres; tú, pues, ¿qué dices?Mas esto decían tentándole, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en la tierra con el dedo. Y como insistieron de preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de entre vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en la tierra. Al oír esto, acusados por su conciencia, salieron uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los últimos; y quedaron solo Jesús y la mujer, que estaba en medio. Y enderezándose Jesús y no viendo a nadie más que a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado? Y ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más."
Subdivisión
En otro
pasaje, Jesús ordena directamente juzgar: "No juzguéis según las
apariencias, sino juzgad con justo juicio" (Jn. 7:24). Aquí tenemos una pista sobre el
tipo correcto y el tipo incorrecto de juicio.
Usando
este versículo y varios otros, podemos elaborar una descripción del tipo de
juicio que es pecaminoso: El juicio
falso es malo. La Biblia claramente prohíbe dar falso testimonio "Sus pies descienden a la
muerte; Sus pasos conducen al Seol." (Pro. 19:5). "Que a nadie difamen," que no sean pendencieros,
sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los
hombres." (Tit. 3:2).
A los cristianos se les acusa a menudo de "juzgar" o de ser intolerantes cuando hablan contra el pecado. Pero oponerse al pecado no es malo. El hecho de mantener la norma de la justicia define naturalmente la injusticia y atrae los golpes y los dardos de los que optan por el pecado más bien que por la vida que agrada a Dios.
Juan el Bautista incurrió en la ira de
Herodías cuando habló en contra del adulterio de ella con Herodes. "Porque
Juan decía a Herodes: No te es licito tener la mujer de tu hermano Felipe. Pero Herodías
le acechaba, y deseaba matarle, y no podía." (Mar. 6:18-19). Con el
tiempo ella silenció a Juan el Bautista, pero no pudo silenciar la verdad
"Secase la hierba, marchitase la flor más la palabra del Dios
nuestro permanece para siempre." (Isa. 40:8).
A los creyentes se les advierte contra juzgar a los demás en forma injusta o parcial, pero Jesús elogia el "juicio justo" (Jn. 7:24). El cristiano debemos discernir primero antes de emitir un juicio. "Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual." (Col 1:9). "Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal." (1 Tés. 5:21-22).
En 1 de Corintios cap. 5 versos 1-5-9 al 13,
la Palabra del Señor nos muestra una desavenencia en la iglesia y se le denomino un Caso
de Inmoralidad Juzgado. “De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal
fornicación ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la
mujer de su padre. Y vosotros estáis envanecidos. ¿No deberías más bien haberos
lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal
acción? Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya
como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. En el nombre de nuestro
Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro
Señor Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne,
a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús. Os he escrito
por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los
fornicarios de este mundo, o con los avaros o con los ladrones, o con los
idolatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Mas bien os escribí
que no os juntéis con ninguno que llamándose hermano, fuere fornicario, o
avaro, o idolatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. Porque ¿Qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis
vosotros a los que están dentro? Porque a los que están fuera, Dios juzgará.
Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros.”
"En cambio el espiritual juzga todas
las cosas, sin que él sea juzgado por nadie.” (1 Cor. 2:15).
Debemos
predicar todo el consejo de Dios, incluyendo la enseñanza de la Biblia sobre el
pecado. "Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de
Dios." (Hec. 20:27).
"Que
prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye,
reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina." (2 Tim. 4:2). Debemos enfrentar con mansedumbre
a los hermanos o hermanas en Cristo que se han desviado. "Hermanos si
alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales,
restauradle con espíritu de mansedumbre considerándote a ti mismo, no sea
que tú también seas tentado." (Gál. 6:1). " Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga." (1 Cor. 10:12).
Debemos
practicar la disciplina de la iglesia. "Por tanto si tu hermano peca
contra ti, ve y reprenderle estando tú y el solos; si te oyere, has ganado a tu
hermano." (Mat. 18: 15-17) y decir la verdad en amor.
"Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es
la cabeza, esto es, Cristo." (Efe. 4:15)
Conclusión
Dios, es un Dios de amor y perdón,
nos ha amado tanto que envió a su Hijo a morir en la cruz por nuestros pecados.
Él no nos acusa cuando nos llama, al contrario ofrece perdonarnos, En lugar de
juzgarnos dio su vida por nosotros.
Así que, qué derecho tenemos nosotros
para juzgar a otros, si ni Cristo siendo puro y perfecto lo hizo, no condenó ni
a la mujer adúltera, sino que la perdonó, con la salvedad que ya no pecara más.
Tú, hermano caído y amigo que lees
este mensaje de la Palabra de Dios, te invito a que entres a esta gracia del
perdón. Te invito a que lo recibas o te reconcilies con Cristo Jesús, como tu
único y suficiente Salvador personal. Porque la gracia del perdón solo se puede
discernir espiritualmente, y para esto es necesario que nazcas de nuevo.
Solo tienes que hacer una pequeña
oración de todo corazón: Señor Jesús, yo te recibo o me reconcilio hoy, y
te acepto como mi único Salvador personal; creo que eres Dios, que moriste en
la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día. Me arrepiento, hoy de
mi pecado.
Perdóname Señor Jesús. Gracias doy al
Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús, por salvar mi alma
hoy. En Cristo Jesús mi Salvador. Amén