IGLESIA
CENTRO EVANGELISTICO
GUARDIÁN DE LA SANA DOCTRINA
PUNTA DE LANZA PARA EL AVIVAMIENTO DE VENEZUELA Y EL MUNDO
ESTUDIO BÍBLICO
EL MINISTRO Y LA APOSTASÍA
Autor
Teólogo:
Cruz Monasterio
ESTUDIO
BÍBLICO
Tema:
El Ministro y la Apostasía
Texto: "Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues
haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren." (1 Tim. 4:16).
Introducción
1) El ministro debe cuidarse y no
dejarse engañar
2) El ministro debe comprender la
amenaza que representan las filosofías de este mundo para el Pastor
3) Que la iglesia sea vigilante
en cuanto a aquellos que le ministran la palabra de Dios y consideren cual haya sido el
resultado de su conducta.
a) El genuino llamamiento de Dios
muchas veces se confunde con manifestaciones circunstanciales de aparente y
real conexión con el ministro.
b) Una vida consagrada de oración
y ayuno.
c) Una vasta preparación
intelectual y teológica.
d) El estímulo que reciben de
personas que le aseguran que tienen ministerios.
e) La escasez de obreros.
División
El
ministro de Cristo debe estar debidamente preparado, (No un Neófito).
Son
muchos los que se vanaglorian diciendo que no necesitan la preparación que se imparte en una escuela teológica. Tal
jactancia es anti Bíblica.
Las
Sagradas Escrituras revelan que tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo
Testamento, existían escuelas donde se preparaban aquellos que serían los
futuros profetas. “Entonces Saúl envió mensajeros para que trajeran a David,
los cuales vieron una compañía de profetas que profetizaban, y a Samuel que
estaba allí y los presidia. Y vino el Espíritu de Dios sobre los mensajeros de
Saúl, y ellos también profetizaron." (1 Sam. 19:20).
Los
apóstoles durante tres años y medio aprendieron de su gran maestro Jesús. El
gran apóstol a los gentiles Pablo estuvo en el desierto de Arabia, donde
recibió las grandes enseñanzas que él llamó, la Sana Doctrina. El mismo Espíritu
del Señor se le “apareció”, a Pablo y lo enseñaba, así lo evidencia la palabra en el libro de los hechos. (22:14-15-17 al 21; 26: 16 al 18).
Esta doctrina
es la misma que hoy la iglesia tiene para su conducción. (Gal. 1:15-17).
El
Señor santifico a sus ministros: Dios capacita a sus ministros para hacer la
obra. Cuando Dios llamaba a alguien en el Antiguo Testamento; Consagraba al ministro con una Unción;
ósea con el derramamiento de aceite sobre su cabeza, el cual simbolizaba al
Espíritu Santo. (1 Sam. 16:1-13; 2 Rey. 9:1-3).
El
Señor envía a sus ministros: El apóstol Pablo recibió junto con su salvación el
llamado al ministerio. (Hec. 9:6-15). Después de un tiempo de permanencia en la
iglesia de Antioquia de Siria, donde vivió consagrado a su Señor, fue enviado a
la obra del ministerio. (Hec. 13:13)
El
ministro ante la apostasía, su responsabilidad: El ministro tiene la gran
responsabilidad de anunciar al pueblo la palabra, que es donde se encuentran
las grandes verdades y advertencias con relación a la apostasía.
El
ministro no puede callar ante la iglesia y hacerse el indiferente cuando el
enemigo está atacando los fundamentos de la fe. El apóstol Pedro se pone como
ejemplo y recomienda lo que debe hacerse con todo hermano que ande
desordenadamente. (1 Ped. 5:2-3).
Los
siervos del Señor están en la obligación de apartarse de aquellos ministros que
enseñan cosas contrarias a la sana doctrina. (1 Tim. 6:3-5).
La
apostasía es una gran amenaza, tanto para el siervo de Dios como para la
iglesia. Por eso las advertencias que hace el Señor son muchas tocantes a la
apostasía. (2 Tim. 2:17-18).
El
ministro debe cuidarse de la literatura “Ique cristiana”, que se produce hoy.
Por ejemplo el libro “viendo lo invisible”, donde se da por cierto que los
muertos en Cristo están haciendo su aparición en la tierra para ayudar a los
creyentes. Esta es una doctrina de “ERROR”, apostata.
Así
también los libros que hablan afirmando que los extraterrestres son ángeles
enviados por Dios. (1 Cor.14:33).
El
Señor demandará del ministro su irresponsabilidad o culpabilidad por grey:
Algunos ministros son culpables de que la apostasía haya invadido la iglesia;
porque se dejaron corromper por argumentos que invalidan la palabra de Dios.
Niegan
parte de ella, cuando no creen que Cristo resucitó corporalmente; cuando no
aceptan la existencia de los ángeles, Satanás, ni el infierno, e igualmente
cuando niegan el rapto de la iglesia y otras doctrinas básicas de la Biblia.
(Lam. 2:14; 4:14; Jer. 6:13; 8:10).
En
las cartas enviadas por el Señor a las iglesias de Pergamo y Esmirna condena la
actitud de sus ministros, por haber permitido que la apostasía reinará dentro
de ellas. Allí se congregaban los apostatas “Nicolaitas, Balaam y Jezabel. (Ap.
2:14-15 y 20).
El
Señor pone como ejemplo la lealtad del siervo Antipas, quien combatió contra la
apostasía con la palabra hasta llegar a poner su vida en sacrificio, como fiel
siervo de Dios. (Ap. 2:13).
Los
ministros u el deber ante la iglesia: La iglesia del Señor debe ser
vigilante de la doctrina que el ministro
está impartiendo y si esta no es pura o no. Dios manda a imitar la fe del
ministro, si está sujeta a la palabra.
La
iglesia pierde autoridad a causa de los ministros que los pastorean, cuando no
reciben orientación sobre los peligros de la apostasía, y que predican falsas
promesas a la iglesia, ocasionando que el pueblo pierda su fe.
Son
muchos los que siguen las enseñanzas de estos falsos maestros. Hoy la iglesia
sufre por causa de la apostasía como sufriera el pueblo de Israel en el Antiguo
Testamento, por los falsos profetas que le anunciaban cosas vanas. (Jer.
27:14-15; Fil. 3:2).
Las
ovejas del Señor pierden el verdadero redil cuando el poder apostata ha
destruido al pastor que los guiaba. A consecuencia de esto algunas ovejas son
heridas, otras confundidas y hasta muertas por el espíritu de la apostasía.
Resultado
de la apostasía en los ministros: La apostasía hace que el ministro “Pierda el
llamado y la Unción que Dios le dio para hacer su gloriosa obra. Esto le
aconteció al Rey Saúl. (1 Sam. 15: 1-11; 16:1-14).
Entienda
esto “Ministro, mi hermano”; En el ministerio de un apostata tanto sus
relaciones interministeriales, como sus mensajes, están de acuerdo con los
deseos de este mundo y no según la palabra de Dios.
Conclusión
El
ministro debe permanecer ceñido a la palabra, que es la espada del Espíritu,
con la que pueda apagar el fuego de la apostasía. (Efe. 6:13-18; 2 Tim. 2:15;
3:14-17).
Tiene
que ser vigilante, juntamente con su iglesia y guardarse de los falsos líderes
que con doctrinas erróneas, vienen disfrazados. (Mat. 7:15).
El
ministro debe mantener una vida de oración, ayuno y meditación de la palabra,
para que pueda ser librado de los terribles ataques de la apostasía que Satanás
ha desatado con toda su furia en estos últimos tiempos.
El
Espíritu Santo llama y escoge siervos para realizar su obra, a quienes reviste
de poder, sabiduría y discernimiento para que realice el trabajo.
Él
espera que cada siervo sea obediente y dócil a ese llamado.
La
apostasía no se puede evitar; ella está en el mundo tratando de desviar a los
ministros y creyentes.
Los
ministros y creyentes no tienen por qué dejarse vencer; Dios les ha entregado
las armas necesarias con las cuales pueda triunfar.
Dios
es fiel a su palabra y espera fidelidad de sus siervos y su pueblo. La promesa
es grande y eterna. (Mat. 25:14-23).
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