Estudio Bíblico
El libro de la vida
Autor
Teólogo: Cruz
Monasterio
Estudio Bíblico
Título: El libro de la
vida
Texto: Dan cap. 12 verso 1; “En aquel tiempo se
levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo;
y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces;
pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos
en el libro.”
Introducción
La Biblia revela
que hay un libro donde Dios escribe los nombres de quienes heredarán la vida
eterna. ¿Se incluirá su nombre en el Libro de la Vida?
A través de sus profetas, Dios reveló la
existencia de un libro muy especial en el que registra los nombres de personas
particularmente valiosas para Él.
Este libro, “el libro de la vida del
Cordero”, no es un libro físico, sino espiritual, y le pertenece a Jesucristo (Apocalipsis 21:27). En él se
encuentran los nombres de quienes son considerados justos ante Dios y que, si
permanecen fieles hasta el fin, recibirán la vida eterna (Apocalipsis 3:5). Cuando alguien es borrado del libro, significa
que está destinado a morir para siempre (Apocalipsis
3:5; 20:15).
El Libro de la Vida se menciona por
primera vez en Éxodo 32:31-32,
cuando Moisés le pide a Dios ser borrado de su registro diciendo: “Te ruego,
pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro,
que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has
escrito”.
Pero Dios “respondió a Moisés: Al que
pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro” (Éxodo 32:33). Por nobles que hayan sido las intenciones del
patriarca al tratar de proteger a Israel, Dios no negocia así con la salvación.
Desarrollo
¿Quiénes están
inscritos en el Libro de la Vida?
El Libro de la Vida contiene los nombres
de quienes se han arrepentido y convertido al evangelio de Dios y han dedicado
sus vidas a servirle.
Moisés, por ejemplo, sabía que su nombre
estaba en este libro y, ya que Abraham, Isaac, Jacob y los profetas estarán en
el reino de Dios, sus nombres también deben estar en el registro (Éxodo 32:31-32; Lucas 13:28; “Allí será el llanto y el crujir de dientes,
cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de
Dios, y vosotros estéis excluidos.” "Cristo dijo además a sus
discípulos: “regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos”,
y, en una de sus cartas, el apóstol Pablo nombró a varios “cuyos nombres están
en el libro de la vida” (Lucas 10:20;
Filipenses 4:3; “Asimismo te ruego
también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente
conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos,
cuyos nombres están en el libro de la vida.”
¿Qué tienen en común Moisés y los
destinatarios de Pablo? Tanto los profetas y patriarcas antiguos como los
miembros de la Iglesia de Dios tienen el don del Espíritu Santo como garantía
de que recibirán la vida eterna en el futuro Reino de Dios. 1 Pedro 1:10-12; “Los profetas que
profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente
indagaron acerca de esta salvación,
escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba
en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las
glorias que vendrían tras ellos. A éstos se les reveló que no para sí
mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas
por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del
cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.” 2 Pedro 1:21; “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana,
sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu
Santo.” Romanos 8:9-11; “Mas vosotros no vivís
según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en
vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del
pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de
aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de
los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su
Espíritu que mora en vosotros.” Tener esta garantía
es sinónimo de estar inscrito en el Libro de la Vida. Malaquías 3:16-17; “Entonces los que temían a Jehová hablaron
cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria
delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su
nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos,
en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su
hijo que le sirve.”
¿Puede ser alguien
borrado del Libro de la Vida?
Dios fue muy claro al respecto: “Al que
pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro” (Éxodo 32:33).
Apocalipsis revela que “Si alguno
añadiere a estas cosas [las palabras de la profecía de la Biblia], Dios traerá
sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de
las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la
vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro” (Apocalipsis 22:18-19).
Además, la Biblia dice que en los
tiempos del fin resurgirá un sistema religioso falso que estará basado en la
adoración de un hombre, será comparable a la adoración del mismo Satanás, y
engañará a tantos, que lo “[adorarán] todos los moradores de la tierra cuyos
nombres no [estén] escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado
desde el principio del mundo” (Apocalipsis
13:8, 13). Sólo aquellos que se resistan a este falso sistema inspirado por
Satanás recibirán su recompensa (Apocalipsis
15:2; “Vi
también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado
la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre,
en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.” Ap 17:8; “La bestia que has visto, era, y no es; y está
para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos
cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la
vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.” Ap. 20:4; “Y
vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y
vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la
palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no
recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con
Cristo mil años.”
La esperanza de los
fieles
En una visión de Daniel acerca del
“tiempo de angustia” que vendrá al fin de esta era, Dios promete que “será
libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro [de la vida]”
(Daniel 12:1).
Dios también le reveló al apóstol Juan
que, cuando “la gran ciudad santa de Jerusalén” descienda del cielo, “No
entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino
solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero” (Apocalipsis 21:10-27).
Esta esperanzadora promesa se repite en
el libro de Malaquías cuando Dios le habla a su obstinado pueblo, Israel. Si
bien el mensaje comienza como una corrección y advertencia para los israelitas
por haberse alejado de sus leyes cuando Él pedía honra, fidelidad y obediencia,
Dios luego promete dar vida eterna en su Reino (escribir en el “libro de
memoria”, o Libro de la Vida) a todo el que le temiera por amor a su pueblo.
“Entonces los que temían al Eterno
hablaron cada uno a su compañero; y el Eterno escuchó y oyó, y fue escrito
libro de memoria delante de él para los que temen al Eterno, y para los que
piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho el Eterno de
los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que
perdona a su hijo que le sirve” (Malaquías
3:16-17).
Temer a Dios es tener un profundo
respeto y amor hacia Él; amar a Dios es guardar sus mandamientos, y guardar sus
mandamientos es el único propósito del hombre (1 Juan 2:5; 5:3; Eclesiastés 12:13).
Las Escrituras revelan que Dios conoce
las obras de “los que temen al Eterno, y… los que piensan en su nombre”, lo
cual implica que siempre está atento a sus conversaciones y sus actos de amor y
misericordia (Malaquías 3:16; Mateo
10:42; 25:34-40). Como dice Hebreos
6:10; “Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor
que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y
sirviéndoles aún”.
Subdesarrollo
Por lo que vemos en la Biblia, tal
parece que Dios también lleva registro de nuestra constante lucha por
mantenernos en su camino a pesar de la tentación y adversidad. Es por esto que,
en un mal momento de su vida y estando rodeado de enemigos, David (próximo a
ser rey de Israel) le pide a Dios recordar sus angustias pasadas: “Mis huidas
tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no están ellas en tu libro? (Salmos 56:8).
Y, en cierta ocasión, Nehemías le rogó a
Dios: “Acuérdate de mí, oh Dios, en orden a esto, y no borres mis misericordias
que hice en la casa de mi Dios, y en su servicio”, lo cual nuevamente sugiere
la existencia de un registro de nuestras buenas obras (Nehemías 13:14).
¿Lleva Dios registro
de nuestros pecados?
Todos seremos juzgados según nuestras
acciones: “Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta,
sea buena o sea mala” (Ecl. 12:14) Isaías
66:15-16; “Porque
he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar
su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego. Porque Jehová
juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán
multiplicados.” (Romanos 1:18-32).
Después de regresar a la tierra, Cristo
juzgará a la humanidad: “aclarará... lo oculto de las tinieblas, y manifestará
las intenciones de los corazones” (1
Corintios 4:5). De hecho, Él mismo nos advierte que “de toda palabra ociosa
que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por
tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado” (Mateo 12:36-37).
Si bien estas Escrituras no comprueban
que Dios tiene un listado escrito de nuestros pecados, sí comprueban que sabe
todo lo que hacemos; y ya que la memoria de Dios es perfecta, podemos decir que
lleva un registro.
Afortunadamente, hay algo que podemos
hacer para que nuestros pecados sean borrados y Dios los olvide para siempre:
arrepentirnos y aceptar el sacrificio que Cristo hizo para pagar la pena de
muerte que merecíamos por nuestros pecados. Hebreos 8:12; “Porque seré propicio a sus
injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados
y de sus iniquidades.”
El profeta Ezequiel fue inspirado a
escribir: “apartándose el impío de su impiedad que hizo, y haciendo según el
derecho y la justicia, hará vivir su alma. Porque miró y se apartó de todas sus
transgresiones que había cometido, de cierto vivirá; no morirá” (Ezequiel 18:27-28). En otras palabras,
cuando un pecador se arrepiente “todas las transgresiones que cometió, no le
serán recordadas”, “yo [Dios] soy el que borro tus rebeliones por amor de mí
mismo, y no me acordaré de tus pecados” (Ezequiel
18:22; Isaías 43:25).
La base del juicio de
Dios
En una visión del trono desde el cual
Dios juzgará a la humanidad, Daniel vio que “fueron puestos tronos, y se sentó
un Anciano de días... el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos” (Daniel
7:9-10).
Y en una visión similar, Juan vio “un
gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la
tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos,
grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos” (Apocalipsis 20:11-12).
Estos libros son los libros de la
Biblia, los cuales contienen las leyes de Dios que son los parámetros de su
juicio; “fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los
libros, según sus obras” (v12).
Juan luego vio que “otro libro fue
abierto, el cual es el libro de la vida”, pues, cuando ya haya terminado el
juicio, Dios revisará su registro “Y el que no se halló inscrito en el libro de
la vida fue lanzado al lago de fuego (vv. 12, 15).
Final del estudio
¿Cuándo se ingresa un
nombre al Libro de la Vida?
El primer paso hacia la salvación es
creer en el evangelio de Jesucristo. El siguiente paso ocurre cuando, “habiendo
oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído
en él, [somos] sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras
de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza
de su gloria” (Efesios 1:13-14).
En el momento en que alguien recibe el
Espíritu Santo (el sello de la promesa), pasa a formar parte de la familia de
Dios “la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos” y
su nombre es inscrito en el Libro de la Vida (Romanos 8:14-16; Hebreos 12:23).
¿Qué debemos hacer
para ser inscritos en el Libro de la Vida?
Para que Dios escriba nuestro nombre en
su Libro, debemos arrepentirnos de nuestros pecados, bautizarnos y convertirnos espiritualmente, teniendo en cuenta que
el bautismo en agua implica un compromiso de por vida con el camino de Dios (Hechos 2:38).
En Juan 6:27; Cristo nos dice: “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la
comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque
a éste señaló Dios el Padre”. Pero ¿por qué deberíamos hacerlo?
Porque sólo “el que venciere será
vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y
confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles” (Apocalipsis 3:5).