La mujer el hijo y el dragón





Estudio Bíblico
La mujer el hijo y el dragón

     Autor
    Teólogo: Cruz monasterio



Estudio Bíblico 


Tema: La mujer el hijo y el dragón

Texto: Ap cap. 12 versos 1 al 6;Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono. Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días.” 

Introducción

El libro de Apocalipsis es una visión inspirada por Jesucristo (que le fue dada a Él por Dios el Padre) que describe los eventos que ocurrirán antes de su segunda venida y el establecimiento del Reino de Dios en la Tierra. En general, el relato sigue una secuencia cronológica; pero ocasionalmente encontramos pausas donde se tratan temas específicos. Una de estas pausas es el capítulo 12, cuyo contenido abarca desde antes que el hombre existiese hasta el momento previo al regreso de Cristo como Rey de reyes y Señor de señores.

Apocalipsis 12 comienza diciendo: “Apareció en el cielo una gran señal” refiriéndose a la visión de una mujer dando a luz (v. 1). La palabra “señal” proviene del griego semeion, que significa “señal, marca, símbolo... un evento inusual que trasciende lo natural” (Thayer’s Greek Definitions [Definiciones griegas de Thayer]). Más adelante, leemos que “apareció otra señal [semeion] en el cielo” (v. 3).

En otras palabras, los tres símbolos de Apocalipsis 12, la mujer su hijo y el dragón representan eventos Portentosos de Dios. Más específicamente, simbolizan tres grandes fuerzas espirituales que han estado en escena desde hace miles de años.

Para comprender lo que este capítulo revela, primero debemos comprender estos símbolos. ¿Qué representan, la mujer su hijo y el dragón?

División 

La mujer “vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas” (v. 1) en parte representa al Israel del Antiguo Testamento. En Ezequiel 16, Dios mismo describe a su pueblo como una mujer a quien vistió con honra y esplendor, y la corona con doce estrellas parece representar a las doce tribus de Israel Gén cap. 37 versos 9-10; "Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí. Y lo contó a su padre y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti?

Apocalipsis 12 versos 6-14-16 y 10; "Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días. Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche." estos versículos nos dicen que esta “mujer” es protegida por Dios en varias ocasiones, especialmente a medida que el establecimiento del "reino de nuestro Dios” en la Tierra se acerca 

En el Nuevo Testamento, el símbolo de la mujer representa a la Iglesia, cuyos miembros se comparan con vírgenes Mateo 25:1-13; "Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir. Apocalipsis 14:4; "Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero." Ap cap. 19:7; "Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado."  La Iglesia también recibe el nombre de “Israel de Dios” y “la Jerusalén de arriba”, que es “madre de todos nosotros”, y los miembros son “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios” (Gál. 6:16; "Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios." Gàl. 4:26; "Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. Hebreos 12:22-23; "Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos." 1 Pedro 2:9; "Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable."

De hecho, cuando Cristo regrese, se casará con la Iglesia y esta pasará a ser “su esposa” (Apocalipsis 19:7). En otras palabras, la mujer de Apocalipsis 12 representa al pueblo de Dios. Apocalipsis 17:1; "Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas." también utiliza la imagen de una mujer mala “la gran ramera” para describir a una iglesia falsa que engaña a muchos.)

El hijo varón

En Apocalipsis 12:5, la mujer (Israel, pueblo escogido por Dios) “dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones” y que “fue arrebatado para Dios y para su trono”. Claramente, este niño representa a Jesucristo.

Cristo nació del pueblo de Israel, fue llevado al cielo en una nube después de su resurrección y, como indica la profecía, es quien herirá “a las naciones, y él las regirá con vara de hierro” Hechos 1:9-11; "Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo." Apocalipsis 19:5; "Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes."

El dragón

El tercer símbolo de Apocalipsis 12 es “un gran dragón escarlata” cuya “cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo” y que “se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese” (vv. 3-4). El versículo 9 nos dice claramente que este dragón es “la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero”.

Al parecer, la “tercera parte de las estrellas del cielo” que el dragón arrastra representa a los ángeles que lo apoyaron en su rebelión contra Dios. Otras escrituras confirman que las estrellas representan ángeles. Apocalipsis 1:20; "El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias."

Mucho tiempo atrás, Satanás lideró una rebelión contra Dios para levantar su propio trono “en lo alto, junto a las estrellas de Dios... y [ser] semejante al Altísimo” (Isaías 14:13-14). Al ser derrotado, comenzó su papel como “la serpiente antigua [aquella que tentó a Eva en el jardín de Edén], que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero” Apocalipsis 12:9; "Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él." Si desea más detalles de la rebelión de Satanás. Así como Dios tiene ministros de justicia, Satanás tiene “ministros” espirituales que parecen buenos pero nos incitan a pecar constantemente. 2 Cor. 11:15; "Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras." Estos ministros son los ángeles caídos o demonios “que no guardaron su dignidad” y que Dios ha “guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día” (Judas 1:6; "Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día."


Ha engañado al mundo entero y persigue al pueblo de Dios

Apocalipsis 12:3-17; es un breve recuento de cómo Satanás ha intentado frustrar el plan de Dios para la humanidad, que consiste en llevar al hombre a la gloria y hacerlo parte de su familia eterna. En sus esfuerzos, reclutó a la tercera parte de los ángeles para luchar contra Dios y tratar de ser como Él, intentó matar a Cristo cuando era bebé. Mateo 2:13-18; "Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo.Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo. Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Voz fue oída en Ramá,Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos,Y no quiso ser consolada, porque perecieron." 

 Analicemos punto por punto lo que Apocalipsis 12 revela al respecto

El dragón y el niño

En Apocalipsis 12:4 vemos que “el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese”. Esto parece ser una referencia histórica al intento del rey Herodes de matar a Jesús ordenando la muerte de todo varón de dos años o menor que viviese en Belén o sus alrededores (Mateo 2:13-18). Afortunadamente, José huyó a Egipto para proteger a Cristo como le dijo un ángel (v. 13).
Pero Satanás no se dio por vencido. Poco antes de comenzar su ministerio, “Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo”, quien le ofreció “todos los reinos del mundo” a cambio de que lo adorase en lugar de a Dios (Mateo 4:1, 8). Cristo, por supuesto, no accedió.

Más tarde, cuando el ministerio de Jesús se había cumplido y era hora de dar su vida por los pecados de la humanidad, Satanás apareció nuevamente para poner “en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase” (Juan 13:2). Si bien la muerte de Cristo es parte del plan de salvación de Dios para la humanidad, Satanás claramente tuvo mucho que ver.

Tal como Génesis 3:15 profetizó, habría una “enemistad” continua entre la serpiente (Satanás), la mujer (el pueblo de Dios) y su “simiente” (Cristo). Sin embargo, mientras que Satanás sólo podría “herir” el talón de Cristo al influenciar al traidor que lo entregó, Cristo “hirió” su cabeza resistiendo la tentación y ganando el derecho de quitarle el gobierno de este mundo.

¿Por qué tanto esfuerzo para destruir a Cristo entonces? Porque si lograba hacerlo caer, no hubiera habido un Salvador perfecto que pudiera pagar la pena por los pecados de la humanidad y el plan de Dios no se hubiera llevado a cabo. Sin un salvador, no habría perdón de pecados para la humanidad y nadie podría llegar a ser parte de la familia eterna de Dios.

El dragón y el pueblo de Dios

Además de intentar destruir a Jesucristo, Satanás ha atacado al pueblo de Dios continuamente a través de la historia en especial a la Iglesia (representada por la mujer en la última parte de Apocalipsis 12). A pesar de la intensa persecución que la Iglesia del Nuevo Testamento sufrió desde sus comienzos, Dios protegió a la mujer haciéndola huir “al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días” (v. 6).

Estos “mil doscientos sesenta días” representan 1.260 años durante los cuales Dios protegió a la Iglesia de sus enemigos, incluyendo el Imperio romano y el cristianismo falso (Números 14:34 y Ezequiel 4:6 respaldan el paralelo bíblico entre días y años). Este período probablemente abarcó la época de la Edad Media.

Luego, Apocalipsis 12:7-9 nos habla de “una gran batalla en el cielo” entre Satanás y sus demonios y Miguel y sus ángeles, tras la cual no “se halló ya lugar para ellos [Satanás y sus demonios] en el cielo” y fueron arrojados a la tierra. Esta batalla es posterior a la rebelión inicial de Satanás, la cual ocurrió mucho antes del nacimiento de Cristo (v. 4).

El contexto y la importancia de este enfrentamiento son revelados en los versículos 7-9; más adelante, el versículo 10 nos dice que se trata de una señal de la venida de “el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo”. Antes de esta batalla, Satanás podía subir al trono de Dios para acusar a su pueblo, pero él y sus ángeles perdieron esta posibilidad y ahora están encerrados en la Tierra (Job 1:6-7; 2:1-2).

“­Sabiendo que tiene poco tiempo” antes de que Cristo regrese a la tierra y establezca el Reino de Dios, Satanás siente “gran ira” y dirige sus ataques contra la mujer, el pueblo de Dios actual (v. 13).

Pero Dios no dejará que Satanás destruya a su Iglesia. Como Cristo dijo, “las puertas del Hades [la tumba] no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). Eventualmente, Dios le dará “las dos alas de la gran águila [la llevará a salvo]” y la llevará “a su lugar”, donde será protegida de la serpiente durante “un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo [al parecer, tres años y medio]” (Apocalipsis 12:14).

Cuando esto suceda, Satanás arrojará “de su boca… agua como un río” que probablemente representa ejércitos (Isaías 59:19; "Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él."  Jeremías 46:7-8; "¿Quién es éste que sube como río, y cuyas aguas se mueven como ríos? Egipto como río se ensancha, y las aguas se mueven como ríos, y dijo: Subiré, cubriré la tierra, destruiré a la ciudad y a los que en ella moran." para destruir a la mujer, pero no tendrá éxito (vv. 15-16).

Entonces, Satanás hará “guerra contra el resto de la descendencia de ella [la mujer], los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis 12:17). Este pasaje parece indicar que, si bien algunos de los miembros de la Iglesia de Dios serán protegidos de la ira de Satanás antes del regreso de Cristo, no todos lo serán. Habrá quienes no vayan al lugar de protección y deban demostrar su lealtad a Dios el Padre y Jesucristo a pesar de ser intensamente perseguidos por Satanás.

Conclusión

El dragón y usted

El odio de Satanás no es sólo contra Cristo y la Iglesia; también lo odia a usted y hará todo lo posible por impedir que ame y obedezca a Dios. ¿Por qué? Porque, aparentemente, él sabe que Dios creó al ser humano con el potencial de llegar a ser mayor de lo que él alguna vez fue (Hebreos 2:6-8;  "Pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, O el hijo del hombre, para que le visites? Le hiciste un poco menor que los ángeles, Le coronaste de gloria y de honra, Y le pusiste sobre las obras de tus manos; Todo lo sujetaste bajo sus pies Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas." 

En su mente enferma y retorcida, Satanás se ha declarado enemigo de todo el que quiera amar y obedecer al Padre celestial. Es por esto que Pedro nos aconseja: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8)

Como Pablo lo revela, es el diablo  “el dios de este siglo” quien ha “cubierto” (escondido) el evangelio de la verdad y ha cegado la mente de los incrédulos (2 Corintios 4:3-4). Pero afortunadamente, Cristo tiene el poder para abrir nuestro entendimiento a la Palabra de Dios. 2 Corintios 3:14; "Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros."